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Murmullos.

Esas voces molestas otra vez. Muchas voces hablando al mismo tiempo, pensando que si susurraban, nadie más se enteraría del secretismo detrás de las palabras que pronunciaban.

Desafortunadamente para Ramón, no era algo que pudiera ignorar. Pasar tantos años solo, encerrado haciendo lo posible por prevenir el peligro, le habían dado la capacidad de escuchar las cosas mucho mejor que el resto.

Y claro, a pesar de que los Bertenos ya no eran un potencial peligro para los trolls, no podía evitar salir a buscar provisiones para guardar en su bunker, se habia vuelto un hábito suyo. Uno que también utilizaba para distraer su mente de aquello que ocupaba sus pensamientos y no lo dejaban en paz.

Ahí se encontraba, caminando por la Villa de los trolls del pop con unas cuantas ramas entre sus manos, escuchando atentamente de forma inconsciente el como los demás trolls hablaban de muchas cosas, pero un solo tema se repetía una y otra vez entre aquellas conversaciones privadas que Ramón no se molestaba en obviar.

"¿Te enteraste? Llegó un nuevo troll."

"Si, es un poco raro. Llegó de la nada y ni siquiera se ha presentado. Ha estado encerrado desde que llegó y nadie lo ha visto del todo."

"Que extraño... ¿Será como Ramón? No me gustaría tener que convivir con dos trolls raros..."

No eran muchos aquellos comentarios, lo cual, internamente agradecía. Habia pasado ya un tiempo desde que habia recuperado sus colores, desde que habia vuelto a ser feliz. Pero la reputación que tenía se la habia ganado, y no es que se quejara, porque poco le importaba lo que pensaran los trolls con los que apenas y se relacionaba, pero aun así no podía evitar sentir una pequeña espina en el corazón al escuchar hablar a otros así de él.

Decidió ignorar las demás cosas que logró escuchar de todos aquellos trolls y siguió de largo hasta llegar a la entrada de su bunker.

No se sentía con muchos ánimos, por lo que una vez dentro de su bunker, su hogar, fue a recostarse en su cama para poder dormir un poco, quizás de esta forma el día pasaría más rápido.

No había visto a Poppy en todo lo que llevaba el día, lo cual era extraño, pues ella siempre se encontraba revoloteando a su alrededor, buscando su compañía, su ayuda para alguna aventura por muy pequeña que fuera. Sintió en su pecho una calidez agradable al pensar en la de cabellos rosados antes de recordar el como aquella troll que le habia devuelto su felicidad; lo rechazaba. Una punzada llegó a su corazón, quizás lo sintió más fuerte de lo que realmente fue pero, ¿qué más iba a ser?

Se sentía avergonzado, se sentía un idiota. ¿Acaso había leído mal las señales? Sabía que no habia sido intención de su amiga pero... se sentía humillado. Ella lo había rechazado diciéndole que era su mejor amigo, que lo veía como un hermano.

Hermano.

Hermanos...

Aquella palabra no le traía muy buenos recuerdos.

Decidido a no seguir lamentándose, cerró los ojos y esperó poder dormir rápidamente. Lograndolo a los pocos minutos. Y ahí se encontró, en la soledad de su bunker nuevamente, disfrutando del silencio y durmiendo plácidamente.

.  .  .

Despertó asustado al escuchar fuertes golpes y gritos de una voz aguda en la entrada de su bunker. Llevó una de sus manos hasta su pecho, sintiendo los acelerados latidos de su corazón antes de levantarse y tratar de calmarse mientras subía por el elevador.

— ¡Ramón! ¡Sé que estás ahí!

Una vez llegó a la entrada, se preparó mentalmente para enfrentarse cara a cara con su mejor amiga. No se sentía preparado, pero no la dejaría hablando y gritando sola afuera.

Deja salir un suspiro de sus labios para abrir la entrada de su bunker y poder salir a hablar como trolls civilizados con su amiga.

— ¿Qué sucede, Poppy? — Habló lo más tranquilo que pudo el troll de tonos azulados.

— Llegó un troll bastante... importante y necesito que me ayudes a hacerle una fiesta de bienvenida. — La chica no logró evitar hacer notar sus nervios y su emoción al hablar de aquel troll recién llegado. Agitaba sus manos de un lado a otro dando pequeños saltitos mientras hablaba. Se notaban sus emociones a flor de piel.

— Disculpa... ¿qué? — La confusión no se hizo esperar en el rostro de Ramón. — Tú, la denominada "Reina de las fiestas" está pidiendo... mi ayuda para hacer una fiesta?

— Así es, Ramón. Yo soy muy buena haciendo fiestas y eso pero tú eres el único entre todos nosotros que sabe el como hacer de esta fiesta algo seguro

Permanece en silencio unos momentos, mirandose fijamente a los ojos con la rosada antes de suspirar con resignación. — Claro, Poppy... Vamos.

La chica no contuvo su grito de emoción y felicidad, corrió hacía su amigo para abrazarlo fuertemente. Mientras escuchaba a Ramón quejarse, no se daba cuenta de lo que estaba pasando, pues el de tonos azulados sentía un calor asfixiante en su pecho, no le gustaba para nada la sensación.

Tras unos segundos en los que duró ese abrazo, Poppy agarró con fuerza la mano de Ramón y corriendo lo llevo hacia el lugar donde se haría la fiesta de bienvenida para aquel troll desconocido.

Una vez en el lugar, suspira pesadamente, esperando que de esta forma su mente revuelta pueda centrarse en una única cosa: Ayudar a su amiga.
No le emocionaba realmente el tener que hacer una fiesta, no era su fuerte, pero haría lo que podría para complacerla.

— Muy bien, aquí vamos...




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Bueno, hasta aquí llegó mi imaginación para el primer capítulo. Es más corto de lo que esperaba perooo estoy satisfecho para ser mi primera vez. Casi casi llegué a las 1k de palabras KWBDK

En fin, si ven alguna falta ortográfica no duden en avisarme y la corregiré.

Tengan un muy buen día, ¡byebye!

Consulta médica | Ramón x Male reader - Trolls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora