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Sus ojos obervaron cuidadosamente como salía del baño del McDonald's, donde habíamos parado de camino al aeropuerto. Tenía una gran necesidad de usar los aseos, y afortunadamente él se sintió generoso a la hora de dejarme ir.


También le amenacé con mearme en el coche.


Él parecía aburrido en el momento en que nuestros ojos se encontraron. La manera en la que él me trataba me hace sentir mal, aunque también estaba algo sensible, supongo. No podía pretender que no me molestaba nada.


"Vamos." murmuró.


Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones cortos y fuimos hacia el aparcamiento. Tenía miedo de decirle que me comprara algo del McDonald's, la comida del avión era horrible. Me temía que tendría que hacerlo, sin embargo.


El viaje hacia el aeropuerto fue tranquilo y solitario. Era como si un fantasma estuviera conduciendo el coche y yo fuese su compañía. Las venticuatro horas del día se sentían como los trecientos sesenta y cinco días del año junto a Harry.


Me pregunté que era lo que Sicilia tendría para nosotros. Mi padre estaba allí actualmente, y también mi hermana. Pude verle una vez más después de varios meses. Ella solía odiar a todo el mundo, porque no stenía la libertad que todos los adolescentes tienen.


Sentí un picor en el interior de mi sujetador, e inevitablemente, tuve que meter la mano dentro de éste por algunos segundos. Harry permaneció sentado mientras yo intentaba ponerme el sujetador bien.


Me reí un poco cuando él giró su cabeza para mirarme y me encontró con la mano dentro de mi camiseta. Él no lo encontró divertido para nada, y termiró usando sus dos manos para conducir, sus nudillos blancos por el agarre intenso.


"Harry, ¿qué es lo primero que tenemos que hacer cuando lleguemos a Sicilia?" Le pregunté, interesada de hacia dónde iba su investigación. Obviamente no tienen pistas sobre las intenciones del enemigo, y como ellos, quería saber los qués y los porqués.


Suspiró pesadamente, moviendo la cabeza de lado a lado, estirando los músculos de su cuello.


Como me esperaba, no me dio ninguna respuesta.


"Me parece que probablemente discutirás los incidentes con mi padre, ¿verdad?"


"Catalina, cállate antes de que te tape la boca."


"No sé de dónde sacarás la cinta." Contraataqué.


"No te estás ayudando mucho ahora mismo." Advirtió fríamente.


"Quiero respuestas, Harry." Persistí.


Harry gruñó frustrado, frotando su pulgar en su nariz y presionando sus rellenitos, rositas labios en una fina línea. "Hazme un favor, muñeca. Mantén esa boquita tuya cerrada o pararé el coche y te echaré en el puto maletero."


"Me giré repentinamente ante sus palabras. "¿Q-qué?" Balbuceé. De todas las cosas que Harry me había dicho, ninguna había sonado tan terrorificamente amenzante. No había duda de la motivación y el poder que tenía a estas alturas. Harry era conducido por una determinación rara de encontrar hoy en día.


Hizo una declaración, pero en sus palabras era puramente un hecho.


"Pareces sorprendida," replicó. "No me atrevería a cuestionar de lo que soy capaz, Catalina. Así que mantén la boca cerrada. O te arrepentirás."


Dios, me habló tan claro -haciéndolo sonar loco. Entorné los ojos con rabia y veía rojo por la frustración cegándome. Me hacía tener miedo el hecho de que me mirase fijamente con el bonito verde de sus irises.

Dust Bones [ES] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora