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        Movimiento me revolvía en mi sueño. Sentía las vibraciones de un motor débilmente rugiendo debajo de mí. Abrí mis ojos rápidamente. Tendía a despertarme abruptamente, cuestionando mi paradero y mi entorno antes de empezar a recordar.

Mi cuello se estiró hacia atrás, tumbado perezosamente contra los asientos de cuero de un coche. Me dolía por la posición extraña, pero no me importó mucho cuando levanté mi cabeza del asiento.

Fuera a mi derecha era todo un pozo de oscuridad. En frente de mí estaban las luces brillantes conocidas como faros que nos guiaban a través de la noche. Mi cabeza se volvió cuando me froté los ojos por el sueño, echándole tranquilamente una mirada a la silueta de Harry.

Su postura era recta, perfectamente situado y su posición la misma desde que me quedé dormida; una mano en la palanca, una enorme mano envuelta alrededor del volante. Por la mirada alerta en la cara apenas parecía cansado. Me parece que hemos estado conduciendo durante horas hoy. No lo entiendo. Tiene que haber alguna explicación robótica para él.

En vez de preguntarle la hora que era --siendo más consciente ahora de que él no me iba a contestar-- miré la hora cerca de la radio del coche, resoplando cuando vi que eran las tres de la mañana.

¿Se habría dado cuenta de que estaba despierta?

¿Le importaba?

Probablemente no. Habiendo despertado, me froté los ojos otra vez, bostezando en voz baja antes de mirar adelante en la carretera. Tengo curiosidad por su voz, la manera en la que sus labios se mueven cuando habla. Nadie sería capaz de sentarse ahí por horas en una coche con la silenciosa compañía de un extraño como Harry. Uno que habla con sus acciones más que sus palabras.

Suspiré, poniendo mis manos en mi regazo. Mi lengua rozó mis labios, humedeciendo la piel ligeramente seca. Quería comer algo, pero estaba preocupada por preguntar. Además, eran las tres de la mañana. Comer tendría que esperar. Comí antes de irme, pero desafortunadamente me gusta comer mucho.

Mis labios apretados en una línea firme, intentando evitar hacer incluso la más pequeña de las conversaciones. Sabía que la pistola que tenía cargada estaba probablemente guardada desde que me dormí y dejé de irritarlo frecuentemente. A pesar de que mi boca iba en contra de mi propio control, quería decir algunas cosas, pincharle hasta que me hablase.

"¿No vamos a parar en un motel o algo?" Acabé preguntando, girando mi cabeza para mirarle. La luz de los faros se reflejaba ligeramente en nuestro coche, iluminando el área pequeña un poco. Todavía podía ver cada centímetro de su piel sin defectos.

Harry no respondió –lo normal. Su única reacción fue dejar su cabeza recta.

Más que preparada para gritarle, inhalé profundamente. Me estaba volviendo loca sin decir ni una palabra. Enfadada me mordí el labio, casi saboreando el metálico sabor de la sangre, pero dejé de hacerlo. Buscando en mis bolsillos, saqué mi cacao de labios. Estos días se me han estado secando mucho los labios y es molesto. No sé cómo la gente puede soportar el cacao de labios.

El olor frutal me hizo tener náuseas. Era un olor dulce, y tenía el estómago vacío. De alguna manera el olor convirtió el hambre que tenía, en dolor de estómago.

"¿Vamos a parar alguna vez para comer algo?" Una vez más, soy la que está preguntando cosas.

"Tengo mucha hambre. Y siento molestarte, pero sé que son las tres de la mañana y estoy--"

"No me hagas dispararte."

Mi boca se secó. No importa qué tipo de cacao me ponga, se secó completamente y estoy segura de que mi estupefacción se notaba considerablemente junto con mi mandíbula caída. Su voz era tan...profunda, ronca, lisa como la mantequilla, pero rasposa como una superficie rugosa y todo a la vez. Su acento era grueso, británico, y obsesivo. Hizo que el corazón se me cayera al estómago, mis ojos se abrieron con horror, mayoritariamente estaba consumida por el shock.

Dust Bones [ES] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora