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Déjamelo a mí para joder las cosas aún más. Estaba cabreada porque él no me quería. Porque no estaba tan interesado en mi como yo en él. Sí, admitió que me encontraba atractiva, pero él a mí me parece magnético en todos los sentidos. Alababa su paciencia y resistencia, pero al mismo tiempo era irritable. 

Paige entró en mi habitación cuando me tumbé sobre mi estómago, garabateando en un trozo de papel. No había mucho más que hacer que fuese más entretenido. Harry hoy no había estado cerca y tenía la sensación de que la próxima vez que estuviéramos en una habitación sería incómodo. Prácticamente, me arrojé sobre él. 

"Quiero ir de compras," afirmó con un suspiro. La miré por encima del papel, mirando su conjunto. Llevaba una blusa entallada blanca con escote cuadrado y pantalones de cintura alta blancos. Apostaba que mi padre se había gastado cientos de dólares en ese atuendo. Paige odiaba sus circunstancias, pero se aprovechaba del dinero.

Tenía su pelo rubio recogido en una coleta, el delineador perfectamente puesto y las pestañas recubiertas de rímel marrón. Tenía un bolso en las manos, sus zapatos repiqueteando con sus botas negras DSW junto con una sonrisa plasmada en su rostro. Por un segundo o dos me olvidé de que tenía quince años.

Con un ligero ceño, puse mis manos en el colchón y me bajé de la cama. 

"Está bien. ¿Adónde vamos?" Pregunté, poniéndome unas sandalias.

Paige bufó, subiendo la mano. "Catalina, olvida el uso de las chanclas. La moda es una alabanza y estilo de vida aquí en Europa. Tienes mejor gusto que yo, así que por favor, aprovéchalo. Sobre todo si vas a salir conmigo."

Levanté las cejas. Tenía una actitud agresiva pero audaz. Rebelde y descuidada. Confianza que adquiere el protagonismo sobre el ego de alguien comparado con el suyo.

"Apreciaría que dejaras de actuar como si tuvieras treinta años."

"No voy a estar de mal humor por tener quince años y no tener amigos, Catalina. Soy capaz de ser algo más que una inocente mojigata chica de quince años," comentó arqueando una ceja mientras inhalaba, hinchando su pecho. "Así que... papá y yo hablamos hablamos de unas cosas y él propuso que podíamos ir de compras. No hay límite de gastos."

"Eso es maravilloso," murmuré, yendo hacia mi armario. Saqué una camiseta de tirantes negra junto con una chaqueta vaquera grande que me pondría si hacía frío. Entonces saqué unos vaqueros pitillos rotos. Después de vestirme, me puse un par de botas negras.

Paige me examinó. "¿Ves? Mucho mejor."

Asentí con la cabeza de acuerdo. A pesar de estar más cómoda en un par de pantalones sueltos y chanclas, me pareció sentirme más en paz cuando llevaba algo mejor que eso. Paige y yo salimos de mi habitación y llegamos al vestíbulo principal de la enorme casa.

Allí estaba el hombre que había hablado de lo buena que estaba en una conversación con Harry. Llevaba el atuendo negro tan usual, el pelo oscuro hacia atrás, lo que acentuaba más su rostro. Si mi padre quería que nos alejásemos de los hombres de alguna forma que no fuese trabajo, entonces la estaba cagando.

Paige dejó escapar un gemido ahogado, mordiéndose el labio. "Ese es Zayn. Él está a cargo de mi cuando el viejo idiota del que te hablé no está." Se inclinó para decirme al oído. "A decir verdad, tiene una personalidad diferente a ese chico, Harry."

Cuando dijo el nombre de Harry, me di cuenta de que estaba de pie al otro lado de Zayn tan silencioso como la noche. Paige tenía a Zayn, y lo dejó bastante claro. Aunque él era como siete años mayor que ella, le dejé soñar. Me negué a mirar siquiera a Harry por temor a que también me mirara. 

Dust Bones [ES] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora