Digievolución 2 parte

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Flashback

El roedor lanzaba bolas de aire casi sin descanso, y un pequeño Akiro, de ocho años, las esquivaba con relativa facilidad, saltando y dando volteretas en el suelo. Por mucho que intentara alcanzarle, no era capaz de darle con ninguna:

- ¡Más rápido! -gritó el niño.

Sus padres miraban la escena a unos metros, disfrutando del sol de la tarde e interpretando aquellos lanzamientos como un juego entre ambos, lejos de cualquier malicia, intentando verlo con la inocencia con la que lo vería un niño pequeño. Aunque con la ansiedad apagada de una madre preocupada gritándole al oído:

-Va a terminar haciéndose daño...-susurró Kari.

-Patamon no te aceleres -ordenó Tk.

Pero Patamon no escuchó la orden y siguió lanzando las bolas indiscriminadamente, hasta que, finalmente, una de ellas golpeó directamente en el estómago del niño, haciéndole caer al suelo:

- ¡Lo siento! -gritó el roedor.

Y se acercó a él volando para intentar socorrerlo. Pero Akiro, lejos de estar malherido, estalló en una carcajada sonora sujetándose el abdomen:

- ¡Casi consigo esquivarlas todas! -rio el pequeño, quedándose tumbado en el suelo.

Kari se llevó la mano al pecho suspirando con fuerza, intentando calmarse, y TK, pensó de forma fugaz, como era posible que un ataque de un Digimon no hubiera herido a un niño de ocho años, pero decidió contagiarse de la risa, y simplemente, ayudarlo a levantarse.

Fin flashback.

La playa estaba cerca, el ritmo frenético al que iba el caballo parecía casi imposible de seguir, pero cada vez era capaz de ver más y más de aquellos lobos a derecha e izquierda, acercarse a ellos con un hambre brutal y salvaje. Estaban siendo rodeados. Garurumon derritió a un par durante la carrera con su fuego azulado, pero claramente, les ganaban en número.

Akiro se encontraba huyendo en equipo con probablemente los tres hombres que más admiraba en el planeta. Era extremadamente competitivo. Era extremadamente capaz. No podía fallar. Se repitió una y otra vez durante el camino. No iba a fallar esta vez.

Cruzaron el puente a toda velocidad, llegaron a la playa que se encontraba cercana al puerto. Efectivamente, a esas horas de la mañana, se encontraba desierta. Pudieron escuchar un helicóptero, posiblemente de las noticias locales, que había salido a cubrir la noticia de aquella lucha y que llenaría los telediarios con mil imágenes de ellos luchando. Tai tragó saliva, debían tener cuidado.

Tk saltó entonces de su digimon, y tiró de Akiro para posicionarlo detrás de él. Matt y Tai también bajaron de Garurumon, y los tres levantaron sus dispositivos digitales, dispuestos a luchar una vez más. La escena se iba llenando de más y más enemigos. En un momento, se encontraban Angemon, Greymon y Garurumon peleando contra aquellos lobos, lanzando fuego, golpeando con su vara dorada, desgarrando con los dientes. Parecían estar perfectamente sincronizados, en cada ataque, en cada giro, con una letalidad propia de héroes.

El sitio estaba en calma, y era espacioso, idóneo para que aquella pelea no causara desperfectos por la ciudad. Pero cada vez estaban más y más rodeados, efectivamente, eran cientos. Parecía que derribaban a uno y aparecían veinte. Uno de ellos hirió a Garumumon en la pata, otros consiguieron derribar a Greymon, aunque volviera a levantarse, empezaban a recibir más golpes de los que daban:

-Detrás de mi Akiro -dijo Tk, protegiendo a su cachorro.

-No podrán vencer, son demasiados... -susurró Akiro, buscando una escapatoria.

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