Carta cuatro.

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Queridos labios con dueño,

A los quince años tuviste tu primer novio, y me desmoroné por dentro. Odiaba ver cómo él te tomaba de la mano, caminaba a tu lado y sujetaba tus labios con los suyos. Me rompía el corazón ver cómo lo mirabas, la admiración y devoción coloreando tus pupilas mediante gruesas pinceladas. Éramos mejores amigos en aquel entonces, pero me fuiste olvidando con el tiempo. Me observabas con otros ojos, reíamos a carcajadas. Fui tu confidente, una especie de diario personal donde aprisionabas tus más profundos pensamientos. También fui tu pañuelo de lágrimas, el hombro donde las derramabas. Mientras él te hacía llorar, yo me encargaba de trazarte una sonrisa, y aún así lo envidiaba. Ansiaba poder hacer todo a lo que él tenía derecho y yo no. Sólo quería entrelazar nuestros dedos y tener el honor de saborear tus labios. Bailar a tu lado, sujetar tu cintura. Que me miraras con amor y no con simple cariño. Deseaba ser él, y hacer las cosas mejor. Quería demostrarte lo mucho que te apreciaba y que, sin importar lo estropeada que estuviese la sociedad ya por aquellos días, los hombres de buen corazón aún no se habían extinto.

Con amor, el chico que lloraba en su interior por haber perdido algo que nunca tuvo.

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Inspirada en I Wish de One Direction.

No sé ustedes, pero ésta ha sido mi carta favorita hasta ahora.

Hasta luego^^.

Con amor, KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora