Carta siete.

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Querido ángel,

No creías en ti misma, atabas gruesas y pesadas cadenas a tu propio cuerpo. Ignorancia, dolor, tristeza, injusticia. Tu alma maltratada pedía ayuda a gritos, te congelabas por fuera mientras que, en tu interior, cada uno de tus demonios incendiaba tus pensamientos. Tus labios carmesí permanecían eternamente sellados, las lágrimas simplemente lubricaban a tus pupilas dilatadas. No permitías que te vieran llorar, tu niña interna murió. La sociedad se apoderó de tu cuerpo y, sus ofensas, acabaron con tu mente. Ya nada te pertenecía, ni siquiera tú misma, por lo que decidiste refugiar a tus restos rotos dentro de cuatro paredes de cemento y determinación. Te volviste de hielo, eras fría y dura. Te entregaste a ellos, e hicieron de ti lo que mejor les pareció. Dejaste que destrozaran tu exterior, inmortalizaron sus nombres sobre tu piel. Dañaron tu apariencia, enredaron tu mente. Sin embargo, por nada en el mundo accediste a que derribaran tus muros nuevamente. Si hubiera sabido lo que sé ahora, te hubiese recordado cuan hermosa y maravillosa eras. Te hubiera pedido que alzaras la voz, que gritaras lo primero que llegase a tu mente. Que me tomaras de la mano y corriésemos juntos. Te hubiese enseñado a volar, mi pequeño ángel.

Con amor, quien te dejó caer.

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Inspirada en Little Me de Little Mix.

Espero que tengan un buen fin de semana y que les haya gustado tanto el capítulo como a mí.

Hasta luego^^.

Con amor, KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora