Con amor, Kenneth

Carta diez.

Querida muchacha alegre,

Cuando era pequeño y mi padre aún seguía con vida, él solía llevarme a un precioso lago e intentaba enseñarme a nadar. El agua cristalina nos permitía vislumbrar a los limitados y coloridos pececillos que rondaban alrededor de nuestras piernas, todo era perfecto. Hace un par de años la sociedad y sus visiones futuristas acabaron con aquella valiosa sección de plantas y tierra, sin embargo, llegué a tener el tiempo suficiente para llevarte y que así pudieses conocerla. Apreciaste el panorama con delicadeza, sumergiste tu afligido cuerpo en el agua y, al anochecer, ambos apreciamos las estrellas. Te olvidaste de tus conflictos durante un momento, te deshiciste de las heridas físicas y mentales, fuiste feliz. Sonreíste con dulzura, abrazaste la oportunidad. Sabías que, al llegar el amanecer, la preocupación te consumiría tan rápido como el fuego, pero ya nada te importaba. Te sentiste eterna por una noche, vagamente infinita. Fuimos inmortales hasta que la realidad nos golpeó.

Con amor, quien deseaba hacerte feliz por más tiempo.

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Inspirada en Immortals de Fall Out Boy.

Nos leemos luego, mis amores^^.