Carta nueve.

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Querida chica maltratada,

Recuerdo que una vez te acompañé a tu casa y, al llegar allí, tu padre comenzó a atacarte mediante preguntas que ni siquiera te permitía responder. Su aliento apestaba a alcohol y, su mirada amenazante, adquiría tonos obscuros a la vez que apretaba una botella con los dedos. Sus nudillos empalidecían al igual que tu rostro, las pesadillas aún invaden todos y cada uno de mis sueños. Te tomó del brazo y yo te arrebaté de su agarre, vaya tonto que era. Me golpeó y lanzó el envase de vidrio, terminé en el suelo. Tú fuiste la siguiente, y tus gritos desesperados aún me atormentan. Suelo escuchar tus sollozos y quejidos al cerrar los ojos, tus súplicas y sus bramidos. Él seguía siendo el mismo sujeto violento que había sido siempre, y tú su presa indefensa. Lo siento, pude haber hecho un esfuerzo y alzarme de el suelo, pude haberte defendido con mayor entusiasmo y determinación. Debo admitir que recordar duele, preciosa. Mi único deseo justo ahora, estando recostado sobre el duro colchón y con la máquina a mi costado marcando mis signos vitales, es olvidar todo lo que ha sido malo. Como una especie de amnesia en la que solamente las memorias negativas sean desechadas y pueda vivir los días que me quedan con la única imagen de tu sonrisa. Quiero recordar los momentos felices aún así y las depresiones del pasado puedan llegar a demostrarme lo fuertes que fuimos. Lo valiente que fuiste tú.

Con amor, alguien que en verdad te aprecia.

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Inspirada en Amnesia de 5 Seconds Of Summer, me encanta esa canción.

Ésta es una historia corta, así que debo decir que faltan pocas cartas para que concluya.

Les mando un beso y un abrazo, mis amores.

¡Gracias por leer!

Con amor, KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora