Cuando se levantó al día siguiente, Elaine sentía todo el cuerpo dolorido, pero no parecía una sensación desagradable. Al contrario, era como si hubiera podido descansar de verdad por primera vez en muchas noches. No obstante, el despertar trajo consigo todos los recuerdos del día anterior igual que si se tratase de una marabunta. Elaine se tapó el rostro con la almohada, abrumada, mientras se obligaba a respirar con normalidad. Nervios, culpabilidad, anticipación, emoción, nostalgia... Todas aquellas sensaciones parecían girar dentro de su cuerpo, formando una espiral desde su cerebro hasta su estómago que casi le provocó náuseas. Colocándose las manos en el vientre, la muchacha cerró los ojos y se obligó a respirar con normalidad como pudo. Era un truco que su madre le había enseñado y no solía fallar: inspira tres segundos, aguanta tres segundos, exhala en tres segundos. Diez veces. Como suponía, al cabo de ese intervalo, Elaine se sentía algo más relajada y se atrevió a retirar la tela que la cubría, alargando de inmediato la mano hacia la mesilla. Y casi salió de un brinco de entre las sábanas cuando vio su notificación:
Ban:
Hola!
Perdona, estaba trabajando y no he podido mirar el móvil
Duerme bien y hablamos mañana :-)
La muchacha jadeó, con el corazón acelerado. ¿Estaba soñando? Como hacía cuando era pequeña, se pellizcó el brazo con discreción; pero casi gimió cuando este gesto le provocó un dolor y una marca rojiza en el antebrazo. Indecisa, miró de nuevo hacia el móvil y el icono del bocadillo azul del Chat. ¿Era posible que...? Por si acaso, la joven se animó a contestar enseguida:
Elaine:
Buenos días
Cómo estás?
Mientras aguardaba su respuesta, la joven se levantó por fin de la cama y se dirigió hacia el aseo. Cuando volvió y vio una nueva barrita blanca en la pantalla de bloqueo, además, Elaine se retorció con un placer desconocido antes de animarse a abrir el mensaje.
Ban:
Hola, señorita
Muy bien y tú?
La joven inspiró hondo, con las mariposas todavía revoloteando en el estómago, y se encaminó hacia la cocina sin dejar de teclear.
Elaine:
Bien. Siento haberte dejado así ayer
Dejar el móvil en la encimera. Cafetera. Desayuno. Una nueva notificación que casi la hizo lanzarse sobre la mesa para mirarla:
Ban:
No te preocupes. No voy a juzgarte por ello, créeme ;-)
Elaine:
No seas tonto. Es sólo que no me gusta dejar a la gente con la palabra en la boca
Ante aquel mensaje, Ban no respondió enseguida y Elaine temió haber dicho algo inconveniente. Pero casi se le cayó el móvil de las manos cuando comprobó que empezaba a vibrar y en la pantalla aparecía un símbolo de llamada. La joven lo miró con el corazón al galope, sin saber qué hacer. No era desconocido para ella que por el Chat se podían hacer llamadas, pero... ¿Qué debía hacer? Al final, la parte deseosa de volver a oír la voz de Ban ganó la partida y su pulgar deslizó el marcador verde antes de acercarse el teléfono a la oreja.
―¿Diga? ―respondió en voz baja.
―Ajá, sospechas confirmadas ―repuso una voz jovial de barítono al otro lado, haciéndola estremecer.
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Baila Para Mí: porque todos nos merecemos una oportunidad para brillar
Romance📚MUESTRA - PARTE 1 - 20 CAPÍTULOS 📚 Daleth es una ciudad de contrastes. De lucha, de supervivencia y, también, de belleza. Si uno cruza el Puente Ávalon hacia el norte, en dirección a las relucientes torres de investigación, se ve la zona más eleg...