|| Tú eres mi escape de la realidad, ¿sabes lo que significas para mí?
Porque estoy apoyando todo mi peso, haciendo llorar a mi corazón.
Si para siempre fuera para siempre, nunca te abandonaría.
Eres mi amor, incluso cuando estamos en las malas.
Rec...
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¿Irías más allá de los límites? ¿Cuáles son tus límites? ¿Qué no harías por el amor de tu vida? Esa lista, debería ser muchísimo más corta que lo que sí harías. Alois es exigente.
Se encontraban sobre la gran torre del reloj en terrenos del rubio, se divirtieron tratando de atravesar el laberinto que protegía la entrada. En el camino Ciel descubrió la magia que envolvía aquellas paredes verdosas. El laberinto representaba el corazón de Alois. Por ello, también descubrió muchas cosas que aún no sabía de él.
Una vez estuvieron en la cima sonrieron al cielo, que se pintaba de colores morados y anaranjados, les gustaba esa vista.
El peliazul se encontraba sentado con la espalda recargada sobre la pared observando a su pareja, quien estaba de pie observando el horizonte con detenimiento. Muy en el borde para su gusto.
—¿Irías más allá de los límites? —Rompió el silencio sin voltear a ver a su amado.
—¿"Límites"?
—Límites. —Confirmó, escuchando como su acompañante se acercaba.
—Si yo digo que no hay límites, no los hay. En su defecto, yo los pongo. O quizás tú, dependiendo tu punto.
—¿Hay un límite sobre lo que no harías por mi? —Finalmente dejó de escuchar pasos, supuso que quedó a un par de metros de distancia.
—No me vestiría de mujer por tí, —Bromeó, hacía eso muy de vez en cuando, lo que le provocó una risita.
—¿Por qué no? Estoy seguro de que en alguna otra línea temporal yo lo hice. —Aseguró llevando su dedo índice hacia su barbilla.
—¿Y por qué en esta no?
—Nah, porque no. En esta no. —Rió, volviendo a relajar sus manos.
—Retomando el tema anterior. Ya lo dije, no hay límites, y si los hubiera, yo los pongo.
—¿Cuáles son tus límites? —Habló, parecía no poner atención, pero claro que lo hacía, demasiado.
—Vestirme de mujer, hablo en serio. Mi límite es la humillación, jamás me humillaría.
—Razonable, considerando tu pasado. —Respondió comprensivo volteando levemente hacia el contrario y haciendo una mueca parecida a una sonrisa sin gracia, pero en seguida devolvió su vista con tristeza.— Yo desearía tener ese límite.
