|| Tú eres mi escape de la realidad, ¿sabes lo que significas para mí?
Porque estoy apoyando todo mi peso, haciendo llorar a mi corazón.
Si para siempre fuera para siempre, nunca te abandonaría.
Eres mi amor, incluso cuando estamos en las malas.
Rec...
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Constantemente tenía pesadillas dónde los peores escenarios se cumplían, se encontraba en un tormento constante y profundo del que le aterraba no poder salir a diferencia de lo acontecido en el bosque de la conocida bruja verde. Alois se había dejado caer a un pozo sin fondo de tristeza al sentir a su amado tan consumido por la preocupación. No pudo evitar comparar al par de gemelos con él y su fallecido hermanito menor, Luca. La nostalgia lo asfixió tanto que se olvidó de lo que estaba pasando en el mundo real.
-¿Lord Trancy? ¿No puede dormir? -Aquél demonio se acercó a él a mitad de la noche.
-Vete. Tú no me caes bien.
-¿Si le preparo una taza de leche con miel le caeré mejor? -Propuso con calma, ese maldito ser del infierno resultaba ser el orden en el desastre.
Con un sonido de vidrio chocando contra la mesa reveló que se le adelantó.
-A Phantomhive siempre le sirve, es un alivio en estos días. Pero a mí, me falló.
El mayordomo suspiró.
-¿Por qué decidió quedarse del lado de mi joven amo?
-¿De qué me sirve casi haber muerto si me iba a ir de su lado? Tenía que hacer que valiera la pena. -Respondió ocultando sus verdaderos motivos, no tenía porqué contestarle a ese estúpido cuervo.
(...)
-¿Por qué no llega? Se fue hace demasiado.
-Tranquilícese, por favor.
-¡Él tenía un mal presentimiento hoy! ¿¡Y qué crees!? ¡LA ÚLTIMA VEZ TUVO RAZÓN! -Gritó fuera de sí, tan cegado por el miedo de que su amado no volviera.
El mayordomo harto de ese "berrinche" sin sentido lo tomó bruscamente de las mejillas.
-Si no se tranquiliza lo enviaré a buscarlo usted mismo. Joven amo, su novio va a llegar si deja de hacer berrinches tan patéticos y sin sentido. -Demandó con una sonrisa de colmillos, detestaba cuando su contratista se alteraba de formas tan exageradas.
Desconoce si dejó o volvió a respirar cuando lo vió llegar.
-¡E...Ellos!
-¿¡Alois estás herido!? ¡Sebastián! -Llamó, el rubio lucía pálido y demasiado agitado.
-De hecho... -El azabache tomó la mano de su amo y la posicionó en el torso de su novio cerca de sus costillas, provocándole un quejido de dolor.