⋟ veintiuno; más que a nada en el mundo.

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Cinco años después

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Cinco años después

JungKook se encontraba frunciendo el ceño mientras le clavaba una mirada hostil a TaeHyung desde el otro lado de la habitación. Estaba tratando de calmar sus agitados sentimientos con ayuda de unas cuantas respiraciones profundas. Inhalar y exhalar. No quería iniciar una discusión con su esposo y mucho menos enfrente de SooBin. Su hermano tenía una expresión de victoria esparcida por todo su rostro y estaba caminando en dirección a las puertas del despacho de su padre con la clara intención de irse, pero JungKook no se lo iba a dejar tan fácil.

–No puedes estar hablando en serio, TaeHyung –comenzó a decir Jeon–. SooBin tiene quince años, no puede irse a una fiesta que dura toda la noche así como así.

–¡Casi dieciséis! –lo corrigió SooBin, pero el mayor optó por ignorarlo.

–SooBin es un vampiro puro, puede cuidarse solo.

A veces odiaba el pensamiento tan anticuado y conservador de TaeHyung con respecto a su linaje superior. JungKook rodó los ojos y bufó con frustración.

–Sigue siendo un niño –señaló con tono seco–. Y es precisamente el hecho de que es un vampiro y que va a asistir solo a una fiesta de otros vampiros lo que considero una insensatez.

–No voy a ir solo, BeomGyu también estará –refunfuñó el menor, esta vez JungKook lo miró fijamente haciendo que el chico se encogiera un poco en su puesto.

–Claro, BeomGyu también estará –repitió el mestizo, como si lo dicho por SooBin fuera lo más tonto que había escuchado–. BeomGyu acaba de cumplir catorce años, eso lo vuelve todavía peor.

–¡Papá, dile a Hyung que ya me diste permiso de ir! –lloriqueó hacia su padre al no tener una respuesta apropiada para lo dicho por su hermano mayor.

–JungKook, es solo una fiesta. Nada malo le va a pasar –TaeHyung soltó un suspiro lleno de pesadez al decir esto y se retiró sus gafas para luego masajearse el puente de su nariz.

–Una de la mañana –dijo luego de algunos minutos–. Y ni un minuto más.

–¡Pero Hyung, eso es muy poco tiempo! –se quejó al instante.

–Bien –asintió y volvió a considerarlo–. Dos de la mañana. Tómalo o déjalo.

SooBin abrió la boca, pero ningún sonido salió de allí. Debió darse cuenta de que esta era la última oferta que JungKook le daría y que si seguía presionando probablemente terminaría pasando su noche encerrado en su habitación.

–Bien –dijo con una expresión derrotada.

Esta vez sí pudo cumplir con su cometido de abandonar la sala. Justo antes de que saliera, JungKook le murmuró un "qué te diviertas, enano" junto a una sonrisa radiante. Esto solo hizo que SooBin azotara la puerta cuando salió.

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