⋟ uno; su antiguo él.

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Su mente estaba muy lejos del mundo real en aquellos momentos

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Su mente estaba muy lejos del mundo real en aquellos momentos. El auto en el que iba se sacudía frenéticamente, pero esto al muchacho no podía importarle menos. ¿Debería haberse escapado la noche anterior de casa? Quizás si lo hubiera hecho no estaría en esta situación tan deplorable. Quería ponerse a llorar, pero había derramado tantas lágrimas los días anteriores que ya no le quedaba ninguna, sus ojos fijos en la nada y su rostro pálido como el de un muerto sacaban a relucir lo afligido que se encontraba. Aun así, a nadie parecía importarle su estado de ánimo.

Debajo de sus ojos se notaban dos grandes manchas oscurecidas que contrastaban con la descolorida piel de su cara, lo hacían ver como si estuviera enfermo, a casi un paso de la muerte. Y probablemente así era, no había podido conciliar el sueño desde hacía dos semanas, su madre llevaba fallecida todo ese tiempo, dejándolo solo y a su suerte. Esa era la razón por la cual en esos momentos se estaba adentrando a una lujosa casa de dos pisos, con grandes ventanales y llena de variedades florales, haciendo más vivo y llamativo el lugar. Quería huir, quería correr lejos de allí, pero... ¿Hacia dónde? No tenía nada ni a nadie, su única opción era cruzar aquella puerta de madera y esperar qué era lo que el destino le tenía deparado.

—Veo que por fin llegaste, muchacho. —Fue recibido por una mujer de rubia cabellera, tenía un lindo rostro, pero la mirada que le estaba dando no era para nada linda, era maliciosa—. Tu nombre era... Jeon JungKook, ¿verdad?

El chico asintió, sus manos sudaban alrededor de la manija de la maleta que llevaba.

—Afortunadamente tienes el apellido de esa mujer, Dios sabrá qué murmuraría la gente si supiera la verdad. —Lo miró de arriba a bajo, escrutándolo con dureza.

Ella comenzó a caminar y el pobre chico no sabía qué hacer, ¿debía seguirla? Esta se giró y con una expresión llena de impaciencia le dijo que la acompañara. JungKook fue dejado en una habitación oscura y empolvada, seguramente la más pequeña de la casa pues parecía más una caja de zapatos; lo único que había en ella era una cama sencilla, una mesita de noche a su lado y en la pared opuesta un pequeño closet. El lugar era frío, provocando que su piel se pusiera de gallina, dejó su maleta en un rincón para luego sentarse en la cama, en su garganta se instaló un pesado nudo, haciendo difícil la acción de pasar saliva. Extrañaba su viejo hogar, donde sí se sentía cálido y querido, donde no habían malos días, donde no tenía que dormir en la habitación más escondida y sombría de la casa.

Extrañaba su antigua vida. Su antiguo él.


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—Es hora de que salgas, JungKook. —Llamaron a la puerta, era la voz de aquella rubia nuevamente—. Mi esposo llegará en cualquier momento y debes esperarlo como un niño bueno.

Él abrió la puerta suavemente y detrás de la mujer llegó hasta el que parecía el salón principal.

—Debes saber que aquí se espera al hombre de la casa y se le atiende justo como lo merece —declaró la mujer, sosteniendo una taza de café humeante en sus manos—. ¿Lo has entendido, mocoso?

Half blood 谷 TK!¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora