XXVI. Deseo

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Doyoung y Jaehyun se carcajearon, mientras el mayor de los tres atacaba a cosquillas a Taeyong sobre la alfombra. El pobre apenas y podía respirar pero aún así se reía con ellos.

– ¡Ya enselio! Gloselo.

Gritó adorablemente, haciéndolos reír más. Jae finalmente lo soltó y Yong se puso de rodillas, lanzándose para empujarlo hacia atrás. Jaehyun se dejó hacer, cayendo hacia atrás con cuidado de no lastimar a sus mascotas mientras Tae se acomodaba sobre su pecho.

– ¡Tonto Jaehyunnie! Te voy a molestai.

– No me molestas gordito bebé.

– Si molesto mucho.

Jae fingía retorcerse ante las cosquillitas y suaves mordidas del menor, que ahora aparentaba comérselo porque era un malvado zombie. Jihyo se asomó desde la cocina para verlos, sintiéndose complacida al ver a Taeyong más alegre.

– Nenes tocan la puerta ¿Alguno puede ver?

Taeyong había descubierto que la manera de estar seguro era muy sencilla: estar lejos de Yuri. Sin embargo, ella seguía siendo su tutora y responsable legal y cuando la Trabajadora Social los visitaba ellos tenían que ser una hermosa familia.

– Vengo por mis niños. Ya casi es hora de la visita. Además pensé que Doyo estaba dormido, tuvo fiebre en la mañana, no le dí permiso de venir. – anunció Yuri a Jaehyun. Doyoung se acercó a su mamá, quien lo abrazó amorosamente antes de besarle la frente.

– ¿Tengo que it?

– Si Taeyong. Tienes que venir.

– ¿Y a qué hora regresa? – Hyo apareció, tocando los hombros de Yong de manera posesiva. No quería dejarlo ir.

– A la hora que yo crea que es más conveniente. Despidanse niños.

– ¡Gracias señora Hyo! – canturreó Doyoung, enviándole un besito volado.

– No es nada Doy, vuelve cuando quieras. Bubu te espero para cenar.

– Si. Está bien.

Yuri empujó la silla de Doyoung y Taeyong la siguió tímidamente hasta que entraron a su departamento.

– Taeyong ayuda a mi príncipe a acostarse. Necesita dormir un ratito.

– Uhm. Pelo ¿Me ayudas a pasailo a su cama? Está bien pesado.  Es que me duele mi liñón poi mi infección fueite que tuve.

Yuri aprovechó que su hijo les daba la espalda para tomar la piel del brazo de Tae entre sus dedos y darle un buen pellizco.

– ¿No puedes hacerlo solo?

– ¡Si puelo enselio si puelo!

Yong acompañó a su primo a su recámara y lo ayudó a acostarse con paciencia y cuidado. Las cosas de ambos estaban ordenadas juntas debido a la visita que tendrían aquel día y la cama de Doyoung ahora era matrimonial para que todo tuviera más sentido y fuera totalmente creíble que eran criados como hermanos.

– Descansa Doyis. ¿Ya te sientes mejoi?

– Si. Pero me dolió la pancita mucho ayer en la noche.

– Duele bien fueite a veces ¿Veldá? Qué bueno que ya estás bien enselio.

– Si ¿Cómo te fue en la escuela hoy?

– Bien enselio. Taeil se juntó conmigo y jugamos mucho y me ayudó a hacei lestas.

– Que bueno Taeyongie.

– Uhm. Aunque siento que soy bien bulo y menso. Me cuestan tlabajo las lestas.

Angel Baby - Jaeyong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora