XXXVI. Crecer

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La verdad es que cuando Taeyong pensaba en sus padres, no sentía tristeza en absoluto. La melancolía y añoranza aparecían en su corazón cuando pensaba principalmente en su mamá, podía recordar su cara y su sonrisa perfectamente porque era lo que veía cada día de su corta vida antes de dormir hasta que ella se fue.

Sabía que la extrañaría demasiado de no ser porque Doyoung se parecía tanto a ella que cuando sentía que comenzaba a olvidarla sólo necesitaba abrazar a su primo. Con su papá era diferente, la realidad es que más que recordar su cara, a veces pensaba en cómo se quedaba dormido en sus brazos luego de jugar o ver caricaturas y que cuando despertaba se encontraban en la habitación, los tres dormidos muy juntitos y de hecho, también recordaba su perfume. Le hubiera gustado ser felíz a su lado como era antes, pero presentía que Hyo había sido enviada por ellos para cuidarlo. La tristeza más bien se debía a lo que podía haber sido.

Pero había recuerdos que si tenía muy presentes y que lo dejaban sumamente triste.
Sowon aparecía constantemente en sus sueños, y aunque a veces eran agradables porque podía verla otra vez yendo al parque, desayunando, viendo una película en la cama o durmiendo juntos y pasándola bien, en verdad casi siempre eran de ella enferma, de ella no volviendo a despertar o del aroma y sensación de su cuerpo mientras él se quedaba ahí incapaz de dejarla ir y con miedo a no saber que pasaría después. Siempre que soñaba eso se despertaba horrorizado y llorando porque Sowon le dolía muchísimo, sin importar el tiempo que pasara.

Además de que cuando creció, pudo entender por qué ella salía en las noches con tal de que pudieran comer y vivir de manera decente el tiempo que estuvieron juntos. Y eso lo hacía mucho más triste y lo desesperaba no haberla abrazado aún más.

Entreabrió los ojos con dificultad, sintiendo como el pecho se le estrujaba y cómo las lágrimas caían sin control por sus mejillas. Estiró las piernas para salir de la cama y no despertar a Jaehyun, pensando quizá en ir con Jihyo a recibir consuelo y mimos, sin embargo el mayor lo rodeó con ambos brazos, apretándolo contra su pecho mientras lo llenaba de besitos en la cara.

– ¿Mi bubu tuvo una pesadilla? – Yong asintió entre hipidos mientras las manos ajenas le acariciaban el cabello con dulzura. – Todo está bien mi bebé. Tranquilo.

– Me sien-to muy triste cuando me acuerdo de Sowon. Enserio. – sollozó, sintiendo la piel del cuello de Jaehyun sobre su frente. – Ojalá hubiera podido ayudarla como ella me ayudó a mí.

Jaehyun se sentía pésimo hermano mayor últimamente. Tenía mucha tarea y además salidas con amigos que no se había dado un tiempo de estar junto a su hermano, de preguntarle que tanto hacía en las tardes con sus amigos. Suspiró y lo dejó llorar lo necesario, besándolo debajo de la oreja y en el mentón, no soportaba verlo triste.

– Tú la ayudaste. Seguramente la hiciste sonreír mucho, con lo bonito que eras de bebé. Eras muy precioso mi nene. – Taeyong sorbió por la nariz, frunciendo el ceño. – Hasta le hacías lonches. Siempre has sido muy lindo, a ella también la hiciste muy muy felíz.

– M-me siento triste.

El mayor le acarició la espalda, intentando consolarlo más.

– V-voy a la sala. Tú tienes que descansar. Eso dijo mami.

– No puedo dormir sin mi gatito de peluche. – Taeyong entrelazó sus pies para acomodarse muy juntitos. – No quiero que llores mucho.

Jaehyun le mordió quedito la mejilla, sintiéndose mejor al ver que hipidos desaparecían. Taeyong era lo que Jihyo y él más amaban.

– Te amo mucho bubu.

– Yo te amo más. Muchísimo enserio.

Jaehyun le besó la frente y aunque Taeyong se sintió avergonzado por los granitos que había en ella no lo detuvo. Sabía que a su hermano no le importaba.

Angel Baby - Jaeyong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora