XXIV. Familia

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Para Sowon los días brillaban más a pesar de ser fríos. La vida comenzó a resultarle menos dolorosa y triste. Escuchaba los pájaros cantar todas las mañanas y junto a Taeyong, los alimentaban en el parque justo antes de que amaneciera, pues el niño no veía la luz del día fuera del departamento, previniendo que pudieran ubicarlo.

Se descubrió siendo más cuidadosa con su hogar y su persona. Y aunque odiaba tener qué hacerlo, veía a dos personas por noche para así poder tener más días libres y cuidar del niño, teniendo una mayor cantidad de dinero asegurada.
Esa mañana luego de darle el desayuno, salió de ahí para buscar a un amigo al que Marie le sugirió visitar para arreglar la situación con Tae.
La coartada que habían planeado por teléfono es que ella se haría pasar como la media hermana del padre del niño, falsificando algunos documentos. Aprovecharía que Yuri ya tenía una carpeta sobre el maltrato que ejercía en su sobrino para ampararse y obtener su custodia.

No tenía idea de que estaba haciendo, intentando hacerse cargo de un niño a sus cortos veintiún años de vida. Pero eso la motivaba a superarse e incluso, dejar de dedicarse a lo que hacía en un futuro.

Quería ser una tía ejemplar.

– ¡Taeyongie! Adivina qué.

Sostuvo con emoción los juguetes que compró camino a casa y dejó sus demás pertenencias en la repisa.

– ¡Tae ven! ¿No vas a venir a saludarme? Entonces no te cuento nada.

El silencio tan extremo era inusual en el niño. Caminó con el ceño fruncido hasta su habitación y el color se fue de su rostro ante lo que vió.

– Hola Sowon. Te estábamos esperando mientras nos divertíamos ¿Verdad nene?

Yeol tenía a Yong sentado en su regazo mientras recorría con los labios el cabello y nuca del niño de manera impropia y abusiva. Taeyong chupaba la palma de su propia mano, observando con interés los caramelos que el hombre le extendía.

– Ujum.

– ¡Suéltalo! ¡Qué le hiciste!

La joven se acercó y apartó al niño de Yeol jalándolo del brazo, con las manos todas temblorosas mientras lo inspeccionaba.

– Tae bebé ¿Qué te hizo? ¿Te lastimó? Dime por favor. – le acomodó los shorts de pijama y le tocó la cara con los dedos. Tae frunció el ceño, inocente y confundido. – Dime.

– Nada. Estábamos platicando. Dice que es tu amigo. Tocó fueite la pueita y le ablí.

– No le hice nada. Pero cinco minutos más y casi. – Sowon respiró con alivio y le besó la frente al niño, que la abrazó suavemente. – Tenemos qué hablar.

– No tenemos nada de qué hablar.

– ¿Segura? Entonces tal vez me arregle con él.

– ¿Qué, poi qué?

– Taeyong te compré muchas cosas. Están en la sala, ve mientras hablo con mi amigo ¿Okey?

– Okeit.

Tae se marchó no sin antes llevarse todos los dulces que Yeol tenía en las manos. Sowon lo miró con reproche y le soltó una bofetada que sólo lo hizo sonreír cínicamente.

– ¡Cómo te atreves a pensar en hacerle algo a Taeyong! Eres un enfermo. En verdad.

– Mira, zorra estúpida. No te hagas la que no entiendes nada de lo que hago. Siempre has sabido de que se trata todo. – Yeol le tomó la muñeca, ejerciendo una dolorosa presión en la misma. – No venía a reclutar al mocoso porque no sabía que existía. Vengo a saber por qué estás trabajando un día si y uno no.

Angel Baby - Jaeyong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora