Spanish girl

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Francisco ya estaba en medio del 3 mes cuando comenzó a sospechar que sería su bebé.

Últimamente, toda su vida gira en torno al pequeño milagro que crecía en su vientre.

Y por consecuencia, la de todos los que lo rodean también.

Por ejemplo, toda la familia tanto la suya como la de Esteban siempre estaban al tanto de todo, sin descuidarlo ni un momento.

Como ahora.

¿Ya te tomaste los suplementos, mi vida? — preguntó la omega pelinegra mientras le servía el desayuno. —

Saben horrible, no me los quiero tomar. — dijo Francisco empezando a comer. —

Su mamá frunció el seño, insatisfecha con esa respuesta. 

¿Que dijimos sobre la importancia de tomártelos? — le dijo mientras iba por aquellas pastillas que tanto odiaba. — Ayudan a la alimentación, cariño.

De mala gana, Francisco abrió el frasco y se los tomó, solo lo hacía por su cachorro.

¿A que hora te trajo Esteban ayer? — preguntó su mamá mientras lo miraba curiosamente. — Ni me platicaste como estuvo todo.

¿Como le iba a contar a su mamá que había tenido una tarde llena de acción con Esteban? Ni pensarlo.

Fuimos a comer a la casa de su mamá, y luego me llevo de compras a Forum. — dijo tratando de esquivar cualquier recuerdo de la tarde anterior. — Algo tranquilo, ya sabes.

Aunque su mamá le dio una mirada no convencida decidieron seguir con el desayuno.

Su madre había salido temprano a una reunión de negocios, por lo cual sólo estaban ellos dos y el personal de servicio, una mañana tranquila.

Esteban va a pasar por mi para llevarme a la cita con la ginecóloga. — Francisco dijo mientras una de las muchachas levantaba su plato. — ¿Es a las 2, verdad? -

Así es, mi amor. — le respondió la omega frente a él. — ¿Sabes que para estas fechas ya puedes saber que será? —

Por un lado quiero saberlo, pero por otro quiero mantenerlo en sorpresa hasta que nazca. — realmente Francisco deseaba con todas sus ansias saberlo ya, pero al mismo tiempo le gustaba la idea de que fuera una sorpresa tanto para el y Esteban como para todos los demás. — Lo voy a pensar.

Lo que sea que decidas será maravilloso, mi niño. — dijo su mamá acercándose para darle un besito en la mejilla. — Tengo que salir a hacerme las uñas, pero aquí está todo el personal y cualquier cosa llámame de inmediato, ¿okay? — Francisco asintió y mientras su mamá se despedía de él con otro beso en la mejilla, el se quedaba pensando. —

Lo necesitaba saber, y si Esteban no quería, pues que se saliera del consultorio y ya.

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Esteban iba en putiza hacia la mansión Romero (que era realmente un palacio pero a Francisco le cagaba que lo dijeran), iban a ir a la cita médica, a la primera que Esteban lo acompañaba desde que se enteraron.

Mientras se estacionaba vio que sus suegras iban saliendo, y mejor se esperó a que se fueran porque a decir verdad Victoria todavía le daba un buen de miedo.

Ya luego salió de la camioneta, y para su sorpresa Francisco estaba en la puerta.

Hola, amor de mi vida, dueño de mis ranchos, mi todo, papá de mi hijo. — Francisco no pudo evitar reírse ante las palabras de Esteban. — Te ves hermoso, siempre te ves perfecto, pero el embarazo te da un brillo extra. —

Oro de Ley /        Esteban Kukurizcka x Francisco Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora