Le apodaban el Ratón

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Francisco llevaba 3 horas frente al televisor escuchando la cobertura sobre la captura de Esteban.

Su mente estaba en otro lado, divagando una y otra vez por recuerdos de ambos juntos, cuestionándose su futuro, pero sobretodo el bienestar de Esteban.

No sabía cuánto tiempo había pasado ni cuando su mamá se acercó a él con una taza de té.

Tómalo cariño, te hará bien. — dijo la omega a su lado dándole una mirada de cariño y serenidad. — Tienes que ser fuerte, no solo para Esteban sino para ti también. —

No entiendo como llegamos a esto, todo estaba mejorando después del accidente. — la voz de Francisco salió temblorosa y dirigió su mirada a la oficina de su madre.— ¿Sigue hablando con el procurador?

Su madre llevaba 2 horas y contando en su oficina hablando con el procurador general, estaba tratando de arreglar el pequeño detalle de la relación de su hijo con Esteban.

Eso parece, ella se va a encargar. — acarició su mejilla con una dulzura que solo ella podía darle. — No te preocupes tanto mi vida, Esteban estará bien dudo mucho que pase más tiempo detenido. —

Antes de que pudiera seguir hablando la alfa rubia salió de su oficina con una expresión de tensión y seriedad.

Temió lo peor.

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¿Estas enojada? — dijo Francisco frente a su madre, completamente consternado.— No me gusta cuando te enojas conmigo.

Su madre lo miro aún con expresión seria sentándose en su silla.

¿Sabes en el escándalo en el que estas metido, verdad? — Francisco asintió mirándola con ojos llorosos. — Hable con el procurador, se va a encargar de lo tuyo. —

¿Y Esteban? — preguntó con una consternación palpable en su voz.— ¿Qué pasara con el?

¿Que va a pasar? No es como si no haya estado en esa situación antes, Francisco. — le dijo irritada, sin medir su voz. —

Francisco se soltó a llorar claramente estresado por la situación, algo que alertó a su madre que rápidamente bajo su voz.

Fran, cariño no llores. — se acercó a él tratando de no hacerlo llorar más. — No es un regaño, sabes que me preocupo por ti. —

No quiero que Esteban esté en la cárcel, no podría soportarlo. — dijo sin poder cesar su llanto. —  Tienes que hablar con los que están a cargo, mamá.

No puedo hacer eso, es más complejo de lo que parece. — le dijo abrazándolo. — Tienes que estar tranquilo hasta que todo se calme. —

Que difícil iba a ser.

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En otro lado de la ciudad, las horas parecían eternas.

Pero tan mal no la estaba pasando.

Esteban había llegado al penal de máxima seguridad hasta que empezaran a procesarlo.

Pero incluso ahí se había encontrado con otros ex-colaboradores suyos que también habían sido detenidos.

Después de una llamada larguísima con su mamá por teléfono después de la captura, comenzó a idear un plan perfecto.

Todos los que trabajaban para el al igual que sus amigos tenían la orden de que si algo como esto pasaba, tenían que empezar a hacer un desmadre para meterle presión al gobierno y así, lo soltarían.

Ya se había fugado 2 veces antes, sin embargo en este caso esa ya no era un opción y temía fuera peor si decidía volver a escaparse.

Llevaba casi 24 horas en esa pequeña celda esperando saber lo que pasaba afuera, y que pasaría con el.

Oro de Ley /        Esteban Kukurizcka x Francisco Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora