bésame mucho.

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5 meses.

3 meses y pico desde que se enteró que estaba esperando un bebé.

2 meses desde que sabe que es una niña.

Ya estaba en medio del 5 mes de embarazo y todo se sentía irreal.

Desde su vientre prominente, hasta sentir que en cualquier momento en unos meses ya podría tener a su hija en brazos.

No faltaba a ninguna cita, Esteban siempre buscaba la forma de estar al pendiente de él incluso cuando más ocupado estaba.

Sus amigos, y su familia estaban al tanto siempre de él, para el y la bebé por nacer.

Había "decidido" que se llamara Annya, luego lo consultaría con Esteban el segundo nombre.

Pero por ahora era Annya.

Y ahora, recostado con Esteban mientras hablaban de cosas y se daban cariñitos en la cama de Francisco, sintió algo.

Fue como un golpecito, pero interno.

No capto hasta segundos después, y cuando lo hizo no pudo evitar llorar como magdalena.

Lo que alarmó a Esteban que ya andaba medio dormido.

¿Que sucede, amor? — le preguntó Esteban ya asustado. - ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal? — Francisco negó. — ¿Entonces?

Francisco tomó la mano de Esteban y la posó sobre su vientre.

Y ahí el alfa lo entendió todo.

Son patadas. — le dijo Esteban en shock. — Nuestra hija está pateando. — Francisco asintió aún llorando por la emoción. —

Era simplemente maravilloso, por más simple que fuera.

Ahí se quedaron los dos, sintiendo a la pequeña patear.

Simplemente no podían esperar más.

🪩

Iba a acompañar a sus mamás a una fiesta.

Le gustaba mucho salir con ellas, siempre recibía halagos y comentarios bonitos que le subían el ego.

Y ahora más con lo de la bebé, recibía buenos deseos y hasta consejos.

Llegaron entonces a la finca de una de las grandes amigas de la familia Romero, Francisco estaba listo para lucir su outfit.

Toda la noche transcurrió de lo más normal, amena y entre pláticas sobre hacer algún evento para festejar el pronto nacimiento de la bebé.

Como no podía consumir alcohol solo tomaba agua mineral, pero igual se la pasó bien.

Mientras iban hacia el estacionamiento donde dejaron el auto, sus mamás empezaron a platicar con aquella alfa.

Francisco estaba muy cansado, entonces entro al auto para dormir un poco antes de llegar a la mansión.

Hasta que escucho el golpe.

Abrió los ojos y la escena que vio lo dejó atónito.

Su madre, estaba moliendo a golpes a la vieja con la que minutos antes estaban hablando.

¡Victoria! — gritó Isabelle tratando de calmarla. — No vale la pena, vamos. —

Jamás en sus 20 años de vida había visto a su madre tan enojada, tan alterada.

Una vez más que te escuche decir algo sobre mi hijo, te voy a matar con mis propias manos. — agarro del cuello a la alfa que yacía en el piso toda asustada. — ¿Entendiste? — dijo y la otra señora asintió, así soltándola. —

Oro de Ley /        Esteban Kukurizcka x Francisco Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora