La ciudad de la furia

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Francisco ahora entendía a Esteban.

Estaba terminando de arreglarse para la comida por el cumpleaños oficial de Esteban, que obvio sería más privada que la fiesta del día anterior.

Iba a conocer a su suegra.

Por lo que Esteban y todos le contaban, la señora era una persona muy cálida y tranquila.

No quitaba que Francisco muriera de nervios por dar la mejor impresión a la que ahora era parte de su familia.  

Llegó junto a Esteban a la finca familiar, poco a poco vio a los mejores amigos tanto suyos como los de Esteban y a los familiares de su novio.

Saludo a toda la familia de Esteban, entre ellos sus tías, tíos, primos, primas y familiares algo lejanos.

Pero cuando llegó el turno de saludar a la mamá de Esteban los nervios le regresaron.

Tú debes ser Francisco. — Dijo la señora de mediana edad frente a él, realmente Esteban era su copia, misma nariz, pelo café claro, altos, la genética había ganado por lo visto. — Esteban no se equivocaba cuando dijo que parecías un muñequito de porcelana. — Dijo la señora dándole una sonrisa. —

Esteban me ha contado mucho de usted, decía la verdad cuando me dijo que se parecían. — dijo Francisco y la señora río. — Es un gusto conocerla. —

Yo siempre pensé que se parecía más a mi esposo, pero siempre es un halago. — se acercó a darle un abrazo. — Bienvenido a la familia Kukuriczka, más le vale a Esteban cuidarte bien, sino dímelo y yo misma le voy a dar unos buenos guamazos. —

Ey ama' ¿por que tan violenta? — dijo Esteban simulando ofensa.—

Ya oíste a tu mamá Esteban, hazle algo y te la verás con ella. — Enzo dijo con tono burlón y Esteban le hizo la seña de ✊🏻. — Ey grosero. —

Una rica comida.

🪩

El fin de semana venía a lo grande.

Francisco le había pedido permiso a sus mamás para irse 3 días a unas cabañas en el bosque con Esteban, a ambos les gustaba mucho aquel lugar y la relajación que podían sentir ahí al desconectarse de todo lo que los rodeaba en la ciudad. 

Antes de eso Francisco tenía que hacer unos pendientes, comprar ropa para el frío porque aunque era Semana Santa al lugar donde iban el aire estaba cabron.

Fue a algunas tiendas cercanas a su casa, Zara y Massimo Dutti, donde eligió gabardinas y algunos conjuntos lindos.

Luego tenía que ir a recoger su licencia de conducir, que después de 3 intentos pasó el examen de manejo, si bien ya agarraba el carro siempre supo que en cualquier momento lo podían parar por no traer licencia.

Así que cuando fue por ella estaba bastante feliz, llevaba presumiéndoles a sus amigos y a Esteban que ya le habían dado su licencia y que ahora si podría manejar por carretera sin que le diera miedo.

Pensé que nunca te la iban a dar. — Matías le dijo aquella tarde. — Por fin ya no eres un delincuente. — bromeó. —

Ni yo entiendo por qué nunca pasaba el examen, no fue tan difícil después de todo. — le dijo Francisco tomando su latte. —

Bueno exceptuando el hecho que no sabes usar las glorietas, que te le avientas a los carros que no te dejan pasar, que no sabes estacionarte y que siempre te vas en sentido contrario, no entiendo tampoco por que no te la daban. — Francisco rodó los ojos divertido. — Pero bueno, ya la tienes y eso es lo importante.

Oro de Ley /        Esteban Kukurizcka x Francisco Romero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora