Yaoyorozu
Hace unos díasLlegué al restaurante que me dijo madre unos quince minutos antes de la hora acordada. Estaba nerviosa, esa es la verdad. Nerviosa y un poco impaciente.
No pasó mucho tiempo antes de alcanzar a ver una llamativa cabellera de dos colores, inconfundible, cruzando la entrada. Vi como la mesera le señaló la mesa donde yo me encontraba y su mirada se cruzó con la mía. La evité cuando cambió a una de disgusto automáticamente.
—Sabía que esto era una clase de trampa —me dijo sin siquiera saludar mientras tomaba asiento. Tenso—. O una broma de muy mal gusto.
—Tiempo de no verte. Me alegra poder saludarte de nuevo.
—No comparto el sentimiento —claro, y no lo culpo en absoluto—. Ve al grano. ¿Para qué me llamaron? No me quedaré más tiempo del necesario.
Me miraba directamente, sin vacilación. Verlo frente a mí, de nuevo, me hizo recordar tantas cosas, de cuando fue el primer chico del que me enamoré sinceramente. La cagué, como siempre lo hago.
Ahora sus ojos se sentían como dagas, sus palabras me atravesaban completa, su tono, quería matarme. No lo culpo. No lo culpo para nada. Ya no quedaba nada de esa vieja amabilidad y formalidad suya, la que me dedicó hace tantos años.
—Es una cita. Supongo que podemos utilizarla para conversar.
—¿De qué carajo podría conversar contigo?
—No lo sé. La razón por la que te urge tanto irte, además de que no te agrado, claro —tomé un poco del té que pedí cuando llegué— ¿Te casaste? ¿Tienes una novia o hijos?
—Eso no te incumbe, Yaoyorozu.
—Tienes razón, lo siento —a pesar de sus negativas, quise continuar con la conversación—. Creí que tal vez era posible que volvieras a encontrar a Bakugo. Si es que no se ha ido a otro lado con su hijo. O hija, no lo recuerdo. Y Mei. Hace tanto que no sé de ella.
—Mei Kuso está muerta—dijo mientras se levantaba y tomaba su saco para irse.
La noticia de la muerte de aquella chica que me ayudó a joder la vida de alguien me hacía sentir un poco de envidia. Tal vez estar en su lugar me ahorraría todo lo que tengo que hacer ahora.
La prioridad era evitar que Shoto se fuera. Era el único que podía ayudarme en esta situación.
—¡Espera! ¡No te vayas, quédate unos minutos!
—No tengo otra cosa que hacer aquí contigo. Me largo.
—¡Por favor, es importante! —mi mano se movió casi por cuenta propia apresando su brazo.
Se giró molesto. Quería matarme, pero seguía siendo tan educado como lo fue cuando lo conocí. No quería causar un alboroto en el restaurante y yo me aproveché de eso.
—¡¿Qué puede ser tan importante, Yaoyorozu?! —exclamó, reprimiéndose de gritar más alto—. ¡¿No crees que ya hiciste suficiente?! ¡Sólo déjanos en paz, maldición!
—¡Mierda, Todoroki, ya lo sé! —alcé la voz, casi sin querer. Los ojos de todos en nuestra dirección nos obligaron a ambos a tomar asiento y bajar el volumen—. Ya lo sé, ¿Bien? Me mandaron aquí por ti, a joderte otra vez, pero ya no quiero. Estoy harta.
—Como si eso arreglara algo —estiró su brazo hasta mi lado de la mesa, tomando mi taza de té y dándole un largo trago. La devolvió vacía.
Suspiré, no molesta por su desvergonzado acto, sino porque después de todo no sabía que hacer ahora. Me sentía tan perdida. Perdida y estúpida.
—Cásate con Bakugo —hablé directamente, de otro modo no me escucharía—. No dejes que nos comprometan. Quieren que me case contigo y harán alguna mierda para quitarle el hijo a Katsuki.
Mi tono se volvió más duro recordando todo de lo que mi familia era capaz de hacer. Me enfermaba, ya no quería ser parte de eso, ya no más. He hecho demasiado.
—¿De qué carajos hablas? —me miró confundido, sorprendido e incrédulo.
—Es cierto. Te lo estoy diciendo porque necesito que me ayudes a evitar todo esto —sentí un nudo en la garganta—. Bakugo ya sufrió suficiente por mi culpa, quitarle al bebé por el que lo dio todo es demasiado bajo.
—¿Y obligarlo a tenerlo no lo fue? —era tan bueno con el veneno. Casi tanto como yo lo era.
—Maldición, sí —suspiré de nuevo—. Pero entiende que podemos evitar lo que planean que venga. Por favor. Puedes protegerlos a ambos.
Por primera vez en todo el rato que estuvimos ahí, su mirada se suavizó. Ni siquiera fue necesario que me respondiera la pregunta que le hice antes para saber que ellos ahora estaban juntos. Su reacción lo delató por completo.
—Si lo que me estás diciendo es real. ¿Qué demonios gana tu familia de mierda con quitarle a Nat a Katsuki?
—Recuperar las reputaciones perdidas por el alboroto de hace años.
☆☆☆
Hola. Hay cosas importantes que hablar, pero haré una parte específica para eso. Mientras, tomen.una actualización.
Pueden pensar lo que quieran de este capítulo porque es muy incoherente, pero me gustó como quedó y por eso lo publico.
Nos vemos. ¿O no?
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Mi Papá Tiene Novio [Todobaku] CANCELADA
FanfictionKatsuki Bakugo es un padre soltero. Natsuki, su hija, tiene 12 años y los ojos dorados de su difunta madre, la cual, no había sido realmente un tema preocupante para ella hasta esta edad. El profesor de Natsuki, es un tipo joven y atractivo que resu...