Capítulo 12

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Tengo que darme una ducha después de su asalto, el semen me recorre la espalda goteando sobre mis nalgas, fiel testigo de su obsesión por marcarme como suya

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Tengo que darme una ducha después de su asalto, el semen me recorre la espalda goteando sobre mis nalgas, fiel testigo de su obsesión por marcarme como suya.

El agua caliente me reconforta, y una estúpida sonrisa me cubre el rostro cuando decido terminar la ducha y salir a mi habitación, envuelta en una suave toalla blanca, y nubes de vaho abriéndose a mi paso.

Pero me detengo en seco cuando veo a mi hermana con mi teléfono en la mano. El teléfono que Dante me regaló.

Ambas nos miramos a los ojos, desafiantes, y no tengo más opción que mantenerme firme.

—Suelta mi teléfono Giorgina.

—Lo he visto salir de tu habitación...

—No te lo repito, suelta mi teléfono

—¿Por qué Dante Falcone ha salido de tu habitación en silencio?

—No se de que me hablas, he estado sola toda la tarde.

—No me mientas, lo he visto.

—Giorgina

Intenta desbloquear el teléfono y me lanzo a por ella como una exhalación pero es más alta que yo y lo mantiene sobre su cabeza mientras yo hago el ridículo.

—¡DAME EL MALDITO TELÉFONO! —intento llegar de un salto, pero es inútil.

—¿Por qué? ¿Qué ocultas?

—¡DÁMELO!

Le agarro del pelo, y ambas nos enzarzamos en una pelea callejera por ver quién mantiene el maldito teléfono alejado de la otra.

Pero no tardamos en llamar la atención de mi madre, que llega echa una furia al verlos pelear como dos verduleras de barrio.

—¿Se puede saber qué hacéis? ¡PARAD!

No la escucho, no puedo. Tengo a Giorgina casi dominada cuando mi madre se mete entre las dos, obligándonos a separarnos.

—¡PARAD!

Nos separamos jadeando y con algún mechón menos de pelo. Mi mirada podría matar a mi hermana, la muy bruja, ¿por que tiene que meterse donde no la llaman?

—He visto al Don salir de la habitación de Patrizia —me acusa la muy hija de puta.

Mi madre se gira en mi dirección con los ojos como platos y mirándome de arriba abajo y antes de que pueda evitarlo se acerca a mí, y me da un guantazo que me gira la cara, dejándome aturdida durante unos segundos.

–¿Qué has hecho insensata?

–¡NADA! —intento secarme las lágrimas que empiezan asomar en mis pestañas.

—¡Guarda algo aquí! —la voz de mi hermana me chirría y solo me dan ganas de sacarle los ojos.

—Desbloquealo Patrizia —mi madre me tiende el móvil, esperando que la obedezca.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora