Capítulo 18.

16 2 0
                                    

Narra Madison.

-¿Es una broma, Christian? –me voy despertando con las voces de una Mabel furiosa. - ¿Por qué…?

-Es mi vida, no puedes meterte en ella. -dice Christian.

-¿Y qué sucede con Madi?

-Ella solo es mi secretaria y no funcionó.

-Te romperá el corazón…-me siento y todo da vueltas, agarro mi cabeza entre mis manos. –Madi, cariño, ¿estás bien? –dice Mabel y asiento.

-Creo que me duele todo. –la miro, su semblante era de preocupación.

-¿Qué sucedió? –Christian estaba parado atrás de ella con los brazos cruzados, me miraba de una forma extraña, no sabía si era preocupación o enojo.

-Yo…creo que alguien nos secuestró, quería saber quién era la novia de Chris…-miro mi mano. –Tuve que engañar al hombre diciéndole que estaba ahí solo por venganza, así me desataría, al momento de hacerlo, me dijo que le disparara a Alice, tomé esa oportunidad y le disparé al hombre.

-Dios, cariño…-dice Mabel preocupada. - ¿Y quién te disparó?

-Yo…-miro a Christian que estaba ansioso, suspiro y miro a Mabel. –No vi al que me disparó, lo siento.
-No, cariño, no pidas perdón. –dice tomando mi cara entre sus manos.

-Ya vuelvo. –dice Christian saliendo.

Me daba rabia tener que mentir por ella, sobre todo porque sé que sus intenciones eran querer dispararme, todo pasó rápido pero ahora que tenía la mente clara, cada vez que repetía la escena, podía ver una sonrisa en su rostro cuando me disparó.

-Christian me dijo lo que sucedió entre ustedes. –la miro. –Que terminaron por la…por Alice. –sonrío.

-Está bien, Mabel, quedamos bien.

-Escucha, te lo diré porque me preocupa mi hijo y porque eres una buena chica. –dice con ternura. –Promete que no dejarás a mi Chris solo.

-¿A qué se refiere?

-Sé que Alice está tras de él solo por dinero, siempre ha sido así, ella no me agrada, Christian lo sabe así como también sé que lo terminará lastimando, no quiero que vuelva a estar mal, si lo ves mal, ayúdalo, lo perdí una vez, no quiero volver a perderlo.

-Mabel…

-Sé que te pido mucho, solo por favor no lo dejes solo. –toma mis manos en súplica y finjo una sonrisa.

-Está bien, Mabel, lo haré. –ella sonríe.

-Gracias, querida. –dice tomando mis manos. –Ahora necesitas descansar, no te preocupes por nada.

-Sí, está bien. –me acuesto.

Una semana después.

Me estaba recuperando, Beltran venía a verme, a veces lo hacía Christian, pero lo ignoraba, no venía desde hace 3 días que le dije la verdad de Alice, sobre que me había disparado a propósito y no lo tomónada bien.

-Está enojado contigo. –dice Beltran.

-Lo sé. –digo comiendo. –Le dije la verdad.

-Necesito que te recuperes. –lo miro. Estaba serio.

-¿Por qué?

-Hay...-mira tras de él y se acerca a mí.–Tengo algo, de Alice, pero Christian no me creerá, necesito pruebas, pero saben quién soy. -susurra.

-Necesitas que me infiltre. –asiente. –Puedo hacerlo...

-Ahora no, lo confirmaré mientras te recuperas. –suspiro.

-Bien, pero...‐aparto la comida. - ¿De qué se trata? ¿En qué está metida la zorra?

-Déjame verificarlo y te lo diré, pero ahora necesito que te mejores y...

-¿Qué sucede aquí? -dice Christian y Beltran se calla apartándose. Nos aclaramos la garganta. - ¿Me harán repetir la jodida pregunta? -estaba enojado.

-Beltran solo me estaba diciendo que debía ser cuidadosa con lo que le decía a tú madre. -digo.

-Escuché a la señora Mabel decirle a su hermana que era raro que Madison no hubiese visto al que le disparó. -dice Beltran.

-¿Por qué mi madre llegaría a esa conclusión?

-¿Y nosotros como vamos a saber? Posiblemente me escuchó cuando te dije que tú noviecita me disparó a propósito...

-Ya basta con esa mierda, Madison, esta noche regresas al maldito almacén donde debiste estar desde el principio. -me dice secamente.

-No es mi culpa que no veas como es esa zorra en realidad...

-Madison...-me dice Beltran.

-¡No! No es un maldito niño pequeño, debe ver que su maldita novia no es una santa. -su mirada era tan fría que penetraba mis huesos, pero estaba cansada de quedarme callada, de como ver como esa zorra lo engañaba.

-Beltran, sal. -dice secamente y Beltran sale.

-¿Qué? ¿Me vas a matar? -se acerca a mí. -Adelante, termina lo que tú zorra...-me sujeta del cuello, presionando con un poco de fuerza, intento quitar su mano de mi cuello. Estaba tan enojada que quería golpearlo.

-Termina la puta oración y acompañarás a tú maldito novio, Madison. -aprieta un poco más fuerte. -Cometí el peor error al dejarte entrar en mi casa...-aprieta más y comenzaba a sentir que la respiración me faltaba, pero no me importaba, si me mataba acababa con todo, acababa con este dolor que sentía.

-¿Acaso... no estas acostum...brado a que... te digan... tus malditas... verdades? -me presiona con más fuerza, la vista comenzaba a nublarseme. -Ade...lante...mata...me...-me suelta bruscamente y tomo aire.

-Aprenderas a respetarme. -toso y lo miro.

-Tendrás que matarme para que eso suceda. -sale furioso. - ¡Imbécil! -grito enojada, el dolor en mi hombro recorre mi cuerpo haciendo que un sollozo se me escape de los labios.

Sin darme cuenta ya estaba llorando pero no era por el dolor físico, me dolía lo que Christian me había dicho y no sabía como desaparecer el sentimiento que me consumía el alma.

LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora