Lucifer

Capítulo 14.

Narra Madison.

Me despierto con el toquido de mi puerta. >> ¿En qué momento me quedé dormida? <<

-Abre, Madison, tenemos que hablar. –es Lucifer. >>Tengo que fingir, tengo que hacerlo por mi padre<<

-Voy. –agarro una camisa que me queda grande y me la coloco. Abro y me mira.

-¿Te encuentras bien?

-Sí, solo estaba cansada y uno de tus hombres casi me asesina, pero eso no importa...

-¿Quién? –dice serio.

-Te lo dije ayer, ya lo asesiné. –asiente con extrañeza. - ¿Qué?

-Hay nuevo jefe en la SSABT. –trago y suspiro con frustración para disimular el dolor.

-No me importa...

-Tú ex. –lo miro.

-¿Y qué quieres que haga? –niega riendo. –No me infiltraré ahí, no me querrá ni ver, posiblemente ya tenga a otra.

-Sí, lo sé, solo vine porque te quería informar.

-Dijiste que querías hablar conmigo. –se encoge de hombros.

-Y tienes razón, tiene a otra, se llama Molly. –me da unas fotos, en ellas Evan está tomado de la mano con ella. Es una chica alta, de cabello pelirrojo, tez blanca con pecas en el puente de su nariz y ojos verdes. En otras la está abrazando y en otra pareciese que tuviesen teniendo sexo, no se distingue bien porque la tomaron desde fuera de la ventana y la ventana tenía cortina, lo que solo sale es la imagen. Lo miro con ironía.

-¿Secuestrarás a la chica?

-Pensé que te dolería...-dice caminando y lo sigo. –Al ver a tú ex con alguien siendo feliz, mientras tú estás aquí, conmigo.

-Es cierto. –digo y me mira. –Me duele, pero el no poder estar alejada de ti. –se ríe. >>Ni de tú perra novia<< sonrío y me acerco a la cocina.

-Podrías pedir pizza. –niego.

-No todo en la vida es pizza ¿qué dirá tú novia cuando se levante y vea que solo tienes pizza? Qué romántico.

-De verdad no tienes miedo a decir la verdad ¿no es cierto? –agarro una manzana y lo miro.

-¿A ti? No, no tengo miedo, estoy muerta por dentro. –se ríe.

-Eres cómica. –le doy un mordisco y me encojo de hombros. –Y Alice se fue esta mañana a trabajar.

-¿De qué trabaja?

-Sí... creo que no tuve tiempo de preguntarle, le preguntaré más tarde...-suspira. –Pero bueno...

-Espera. –me mira. - ¿Me estás diciendo que todo este tiempo que estuvieron juntos no le preguntaste sobre su vida? ¿Qué...? –sonríe pícaramente y niego. –Mejor no pregunto, no quiero que mi mañana se vea más arruinada.

-¿Estuviste llorando? –dice recostado al sofá.

-Sí, tú horrible rostro me asustó, así que...

-¿Sueñas conmigo? –dice sonriendo.

-No sería soñar, serías más como...una pesadilla. –le doy otro mordisco. –Y si me disculpas, me iré a mi habitación, no quiero lidiar contigo. –camino.

-Tenemos un trabajo. –me detengo. >>Maldita sea<< me giro para mirarlo.

-¿Acaso no das un día libre?