Capítulo 4.

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1 semana después.

-Ya ha pasado una estúpida semana y Lucifer no ha venido por su estúpido anillo. –me digo para mí. Salgo de la cafetería. –Además odio trabajar aquí y el estúpido de Christian que no deja de joderme la vida. –me coloco un abrigo. - ¿Qué persona le ofrece un carro a una desconocida? Es absurdo. Solo me queda una semana nada más. –suspiro. –En algún momento tiene que buscarlo, por algo pidió que se lo robaran. –digo caminando.

-Disculpe, Srta. –dice una chica que está perdida. - ¿Sabe dónde queda la cafetería Mikey's?

-Lo siento, no. –digo caminando.

-Espera...

-Me están esperando. –digo.

-Por favor ayúdeme, soy extranjera. –dice casi llorando. >>Maldición<< Me detengo y la miro. –Tengo un mapa...-lo abre. –Pero no sé, creo que no es de aquí. –lo miro y es un mapa de Chicago.

-Es un mapa de Chicago, no te servirá aquí, la cafetería queda...-escucho carro detenerse, me volteo y se bajan dos hombres, la miro, ella está sonriendo cínicamente. –Perra. –digo, intento huir, pero no puedo, me sujetan, golpeo a uno y me suelta, luego golpeo al otro y me suelta también, corro rápidamente, miro hacia atrás y me están siguiendo. >>Maldita sea, maldita sea...<< en el momento que miro hacia adelante, choco con un hombre que me sujeta fuertemente, los otros llegan, me intento soltar y me aprieta más fuerte.

-Es una perra. –dice uno.

-No le hagas nada, el jefe la quiere ilesa. –dice el otro.

-Bien. –lo pateo. –No deja de moverse.

-Oye, bonita. –dice uno y lo miro. –Es hora de dormir. –me golpea y caigo inconsciente.

Narra narradora.

Un hombre entra con Madison en sus brazos y se detiene al frente de otro hombre.

-Aquí está jefe. –dice. Lucifer sonríe ampliamente.

-Déjala en la cama, esperaré a que se despierte.

-Ella sabe pelear. –dice mientras la acuesta.

-Por algo me robó ¿no lo crees, Jon? –el hombre asiente. –Retírate. –sale y la mira. - ¿Quién diría que una pequeña chica lograría robarme? –dice cómico mientras la observa.

Narra Madison.

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza.

-Mierda ¿qué me golpeó? –miro a mi alrededor, estoy en una habitación donde solo hay una cama y una silla al frente con alguien sentado. >>Lucifer<< Pienso. –Eres Lucifer ¿cierto? –me levanto.

-Ciertamente, Srta. Rogers. –se levanta. >>Esa voz... es Christian Grayson, mi padre y Evan tenían razón<<

-¿Qué demonios...? –sonríe. –Entonces me estabas vigilando.

-Exactamente, hermosa.

-Debí suponerlo.

-¿Te sorprende?

-Pensé que Lucifer era un tipo rudo. –me mira cómico.

-Querida, te lo puedo demostrar.

-¿Cómo? –sonríe de lado.

-Bueno...

-Espera. –me mira. –Te robé el anillo, eso significa que tengo el trabajo ¿no? –sonríe.

-Lo tienes. –sonrío. >>Lo logré<< –Ahora mi pregunta es ¿cómo hizo una chica para lograr robarme?

-Fue fácil. –se acerca ágilmente y queda cerca de mí. Es alto e intimidante, sobre todo por cómo te mira, es como si te hiciera el amor no solo con la mirada, si no en cada palabra que sale de sus perfectos labios.

LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora