Alice camina y yo llevo todas sus bolsas junto con Beltran. >>Lo está disfrutando la perra<< pienso.
-Si me disculpan...-dice mirándonos. –Yo iré a hacer unas cosas, si me pueden esperar...
-No. –decimos.
-No lo estoy preguntando, es una orden. –miro a Beltrán y él suspira.
-Que Christian no se entere. –ella sonríe.
-Beltrán...-niega y la miro. -10 minutos.
-Volveré en 20 minutos. –se va.
-¿Qué? No...-suspiro frustrada. –Perra.
-Si no controlas eso, será peor. –dice Beltrán sentándose.
-¿Si no controlo qué? –me siento.
-Tú odio hacia ella. –suelto un bufido. –Entiendo lo que sientes a mí tampoco me da buena espina, pero Christian la ama.
-Lo manipula y lo sabes.
-Te daré un consejo porque no quiero que él te devuelva a ese lugar. –lo miro. –Sé profesional con ella, será más fácil. –asiento. –Christian la ama y un hombre enamorado es...
-Es un idiota, lo sé. –digo.
-Que bien que me entiendes. –sonrío. Al pasar media hora miro a Beltrán. –La buscaremos.
-Gracias. –nos levantamos y la comenzamos a buscar, él la llama.
-No atiende.
-Christian nos va a matar. –digo.
-Cálmate, está aquí.
-¿Cómo sabes eso? –me enseña su teléfono y hay un punto rojo dentro de un círculo. –Tiene un rastreador. –asiente. –Es un enfermo. –él se encoge de hombros.
-¿Qué buscan? –dice Alice y la miramos.
-Dios ¿dónde te metiste? Dije 10 minutos.
-Tú no me mandas querida, yo soy tú jefa. –aprieto mi mano fuertemente y Beltrán coloca una mano en mi hombro. Lo miro y niega.
-Sí, perdón. –ella sonríe superficialmente. - ¿Nos vamos?
-Sí, claro. –camina adelante.
-Lo haces bien. –me dice Beltrán y sonrío. Llegamos al pent-house de Christian y entramos, él está sentado en su laptop.
-Chris, mi amor. –dice Alice y niego. Dejo las bolsas ahí y abro la nevera.
-¿Tienes hambre Beltrán? –él asiente.
-Tenemos que hablar. –dice Christian y me mira.
-¿De qué? –dice Alice.
-De algo. –mira a Alice.
-¿Podemos hablar a solas? –le dice ella y Christian asiente.
-Vamos a la habitación. –ella lo hala.
-Creo que se enteró que la odio. –digo comiendo y Beltrán se sienta.
-Él sabe que a ninguno de los dos nos cae bien, pero sabe que la cuidaré mientras él me lo pida. –comienza a comer.
-¿Por qué los hombres son unos idiotas? –piensa. - ¿Enserio lo estás pensando? –digo cómica.
-Iba a responder, pero si era broma entonces no. –me río.
-Me caes bien. –digo y él sonríe de lado.
-¡Ella comienza! –escuchamos a Alice y Beltrán me mira.
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Lucifer
RomanceUn hombre rico y apuesto dispuesto a todo cuando se lo propone, persistente, no se rinde fácilmente y nunca acepta un no por respuesta, le gusta hacer trabajos rápidos y limpios, tiene a su disposición todo lo que quiere con solo pedirlo. Ninguna mu...