Dos bocas, una pared

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Capítulo 12

Violet.

El hombre salió finalmente y Caitlyn suspiró pesadamente, dedicándome una mirada de disculpa.

-Le expliqué lo del brillo, no quiso escucharme -confesó, con un dejo de frustración en su voz.

-¿Qué? -pregunté incrédula, sintiendo un nudo formarse en mi estómago.

-Dijo que ya habían investigado a Silco y no habían encontrado nada. Me explicó que esos eran negocios del distrito y no había pruebas de algo que involucrara directamente a Silco con los hechos -contó, negué con la cabeza, irónica.

-Lo sabía, no harían nada -escupí entre dientes-. Está comprado, Caitlyn. Intenté decírtelo y no me creíste.

-Pensé que sería honesto -dijo en voz baja, su mirada se oscureció-. Aún así, nos queda una última ficha.

-¿Ah, sí? -cuestioné, confundida.

-Mi madre. Podría pedirle que me permita hablar en la reunión de hoy. Yo misma le explicaré al consejo lo que vi, y tú estarás ahí para respaldarme -planeó, y una sonrisa esperanzada se dibujó en su rostro.

-Así me gustan, resolvedoras -me burlé.

-Cállate -ordenó, y levanté las manos en señal de rendición.

Guardé silencio, pensando. El plan de Caitlyn era viable, pero si el propio Sheriff había reaccionado de esa forma, no creía que el consejo fuese muy diferente. Necesitábamos ir a lo seguro, tener un plan B. Pensé en Milo.

"El joven me confirmó todo. También me pasó una dirección para comunicarnos en caso de que tenga información."

Recordé las palabras de Caitlyn. Bingo.

-Solo necesito un favor más, dulzura -comenté, y ella me miró con interés.

-¿Qué? -preguntó.

-Necesito hablar con Milo. En persona -ella negó inmediatamente-. Por favor, Caitlyn, necesito hablar con él.

-No, Violet. Ni siquiera puedes salir de la celda -contestó segura.

-Lo sé, cariño. Pero por favor, Cait, te lo ruego. En serio, necesito hablar con Milo -pedí, y ella negó con la cabeza.

-¿No me escuchaste? No puedes salir de aquí ni él puede entrar a verte -recordó, tocándose la sien con los dedos.

-Pero saldré hoy a las cuatro, al consejo -dije, pero ella seguía negando-. Podría encontrarme con él un momento afuera. Solo serán cinco minutos, lo prometo -añadí, y ella suspiró.

-No tienes idea, Violet -contestó-. Arriesgaría toda mi carrera, mis años de entrenamiento y mi futuro como vigilante -demandó, frustrada.

-No tiene por qué pasar, será rápido -traté de calmarla, pero ella negó con la cabeza.

-Si alguien llega a descubrirlo o si sale mal, perdería este trabajo y mi placa. Tendría que volver a luchar por ella, Violet -su voz sonaba cansada. Solo una vez más, solo una.

Corazones enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora