Calma en la tormenta

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Capítulo 40

Violet

El amanecer llegó como cada día, pero esta vez traía consigo un frío inevitable que calaba hasta los huesos. Llevábamos horas investigando el lugar que, por órdenes de Jayce, había sido tratado como una escena del crimen. Y, en palabras resumidas, eso parecía ser.

 No teníamos pistas claras de si Viktor había sido secuestrado o si ya estaba muerto. Lo único que nos quedaba era su bastón, una nota amenazante y su previa desaparición.

Jayce era el más afectado por todo esto; la desesperación se reflejaba en cada gesto suyo, y ni siquiera Caitlyn, que intentaba con todas sus fuerzas estar a su lado, lograba calmarlo por completo.

—Jayce, necesito que mantengas la calma. Haremos lo posible para...

—¡Es que tú no lo entiendes! ¡No puede andar sin su bastón y quién sabe en qué condiciones lo tendrán! —exclamó, frustrado, cubriéndose el rostro con una mano temblorosa.

Me mantuve cerca de ellos, pero lo suficiente distante como para no incomodarlos. Sabía que Caitlyn estaba esperando el permiso de Jayce para que comenzáramos a recolectar pruebas junto al cuerpo policial.

—Él es como mi hermano... Son años de trabajo juntos y ahora lo he perdido porque intentó hacer algo. —Su voz se quebró al pronunciar esas palabras.

Me conmovió ver a Jayce así. Aunque nunca había sido particularmente cercana a él, podía entender lo que significaba perder a alguien cercano, alguien que, aunque no compartía tu sangre, era parte de tu familia.

Caitlyn, siempre tan firme y decidida, mantuvo su mano en la espalda de Jayce, tratando de darle fuerzas a través de su presencia.

—Y nosotros vamos a hacer algo por él, Jayce. Lo vamos a encontrar, pero necesitamos que salgas y nos dejes hacer correctamente nuestro trabajo —le pidió, su tono suave pero firme.

Jayce pareció entrar en razón de repente. Se levantó de golpe, como si la desesperación se hubiese disipado al menos por un instante.

—Lo siento, no sé qué me pasa. Hagan lo que tengan que hacer. Confío en ti, Cait.

—No voy a defraudarte —respondió ella, regalándole una sonrisa sincera que parecía prometer más de lo que las palabras podían expresar.

El concejal finalmente aceptó salir, dejando que el resto del equipo policial tomara el control. Ren, Mike y Jack entraron con determinación, revisando el lugar como si sus vidas dependieran de ello. Me acerqué a Caitlyn, posando una mano en su hombro.

—¿Estás bien? ¿Quieres descansar un rato mientras nos encargamos? —le pregunté, notando el cansancio en su rostro, pero ella negó con la cabeza.

—Tranquila, estoy bien —respondió, esbozando una sonrisa cansada. Sin perder tiempo, caminó hacia los chicos—. ¡Bien, escúchenme porque no lo repetiré!

Su voz resonó en el taller, capturando la atención de todos.

—Viktor, la mano derecha, por así decirlo, de nuestro concejal Jayce, desapareció aquí hace un par de horas —informó, y todos la miraron expectantes, sabiendo que cada palabra que decía era crucial.

—Se realizará la investigación, recluten todo lo que pueda servirnos y notifíquenme de cualquier hallazgo. ¡Moviéndose! —ordenó, y el equipo se dispersó, comenzando a trabajar con la misma energía que ella transmitía.

Cada uno se centró en una parte del taller, revisando hasta el más mínimo objeto, buscando huellas, pistas o algún indicio que nos diera una pista sobre lo que había ocurrido. Me acerqué al lugar donde se había encontrado el bastón y la nota.

Corazones enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora