Luffy ha conseguido ser el rey de los piratas, mientras que la vida ha dado sus frutos para vivir en una paz y harmonia importante.
Tú, como la hermana mayor de Luffy debes enfrentarte a una serie de retos debido a que se encuentran con un lugar ine...
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Habían pasado semanas, incluso meses. Nuestros encuentros eran cada vez más, nuestro corazón cada vez nos daba más la aprobación para estar juntos. Ahora ambos estábamos enamorados el uno del otro, sin embargo, las palabras nunca lograban salirnos de la boca. ¿Porque teníamos que ser ambos tan tímidos?
Estábamos en el campo, sentados en una manta bastante grande. En medio había una cesta repleta de comida que nos había preparado Santi para esta cita. Lo cierto es que Sanji y Zoro nos daban consejos sobre cómo ser menos tímidos pero siempre que lo intentaban la pareja acababa a gritos.
Sanji ya estaba a punto de dar a luz a una niña, sería el primer bebé de la familia. Aunque para Ace faltaba apenas un mes también. Me reí un poco al recordar que sería tía muy pronto. Koala aún estaba de 6 meses así que le quedaba un poco de tortura de embarazadas.
Vi como Rosinante se levantaba de la manta corriendo hacia un arbusto. ¿Que estaba haciendo? Y de repente, entre sus brazos un conejo salvaje. Empecé a reírme pues Rosinante empezó a correr hacia mí muy emocionado.
- ¡Mira! Es mi nuevo amigo, se llama... -Justo antes de poder acabar aquellas palabras, aquel conejo salvaje, mordió a Rosinante en la mejilla.
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No pude evitar empezar a reírme a carcajadas, pero tenía que ayudarle. Me levanté con cuidado de no caerme y caminé hacia el conejo dándole pequeñas caricias en la cabeza hasta que finalmente soltó a Rosinante. Tomé el conejo entre mis brazos y lo solté viendo cómo se iba corriendo.
- Eso duele... -Dijo el rubio sobándose la mejilla, sonreí un poco sacando el botiquín, para poder tomar del mismo unas pinzas con un algodón. Con un poco de agua limpié aquella mordida. Menos mal que no había conseguido hacer sangrar al mayor. Desinfecté la zona y luego, puse una tirita de conejitos con corazones encima de la mordida. Al terminar de curar al mayor, besé su tirita con todo el amor del mundo.
- Curado -susurré eso con una sonrisa en los labios, guardé mi botiquín de primeros auxilios en mi bolso y así pasamos la tarde, comiendo y bebiendo mientras nos reíamos de diferentes anécdotas.
Unas horas después llegamos a mi apartamento. Era el momento de despedirse pero... Yo no quería alejarme de mi alfa. Lleve ambas manos hacía su cintura acercando su cuerpo al mío. Nuestros labios finalmente se tocaron, un beso que empezó como inocente, acabó haciéndose mucho más profundo.
