Capítulo 26

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El cuerpo de Jong se reflejaba en aquel espejo. Un cuerpo desnudo lleno de cicatrices y tatuajes. Su cabello era largo y tenía unos pequeños pelos asomando en la barba.

— Cada que me miro a mi reflejo, no sé quién soy —se dijo para si mismo—

Agarró las tijeras y comenzó a cortar su cabello hasta dejarlo corto. Seguidamente agarró la afeitadora y se afeitó la barba.

Salió del baño y se dirigió a la sala principal, la cual estaba totalmente solitaria. Ya no estaban sus padres, ni Leinar, ni los trabajadores. Solo una mansión totalmente vacía y abandonada.

En la esquina de un mueble se asomaba un pequeño papel. Al plegarlo, vio que era una foto suya con Aiden. Sus ojos se cristalizaron y su pecho comenzó a oprimirse, ocasionando un fuerte dolor.

— Daría de todo porque volviera a mí lado, prometo que esta vez lo cuidaré mejor...

Se cambió de ropa y salió a la calle. Vio que a alguien se le cayó el suéter, así que rápidamente lo agarró para dárselo a la persona.

— ¿Jong? —preguntó Aiden sorprendido—

El corazón de Jong comenzó a latir rápidamente, se quedó congelado.

— ¿Hace cuánto saliste de la cárcel? —preguntó de nuevo Aiden—

— Hace ya cinco meses —respondió cabizbajo—. Ahora mismo me dirijo a la cárcel a ver a mis padres, ¿y tú? —intentó mantener una conversación fluida, pero su voz temblaba—

— Yo vine a comprar algunas cosas —sonrió—

Se perdió completamente en esa mirada y sonrisa. Esos ojos que él tanto amaba.

Estaba listo para hablar con él y contarle lo que sentía. Aunque fuera en vano, quería intentarlo.

— Aiden y-...

— Hola cariño —saludó Benjamín acercándose a su esposo—

— Hola —sonrió Aiden—

— ¿Quién es él? —preguntó Benjamín mirando a su esposo—

— Es Jong —respondió Aiden—

— Oh, un placer Jong.

— Igualmente es un placer...

Aiden le había contado a Benjamín sobre Jong y que fue su ex y también es hermano de Leinar y Zhan. Benja no se molesta en absoluto, incluso lo saluda amablemente.

— Mira cariño, compré ropa para la bebé —Benja sacó de la bolsa dos conjuntos de bebé—

— ¿Bebé? —preguntó Jong directamente—

— Sí, estoy embarazado de cuatro meses y medio. Me enteré al poco tiempo de casarme —sonrió—

— Oh, me alegro mucho por ti —intentó sonreír, pero lo único que sentía en ese momento era un dolor indescriptible— ¿Y ya saben el nombre?

— Paris —habló Benjamín— Lo escogió Aiden.

— ¿París eh? Lindo nombre...

El semblante de Aiden cambió y conectó su mirada con la de Jong. Derrepente, muchos flashbacks pasaron por la mente de ambos.

"— Jong, ¿por qué no nos vamos lejos de aquí? Tú y yo, solo nosotros. Podremos empezar de cero"

"— Cuándo me case contigo, prometo que nos iremos a París, Aiden"

París era el viaje soñado de ambos, también el lugar donde querían vivir cuando se casasen.

— Amor, ¿estás bien?

— Oh, si sí —Aiden volvió a la realidad— Estoy bien. Puedes ir adelantándote, enseguida voy —sonrió—

— Está bien cariño, te espero —Benjamín se fue a la cafetería de la esquina—

Aiden inesperadamente abrazó a Jong.
Este gesto congeló a Jong, provocando sus lágrimas.

— Yo todavía te amo...

— Prometo que alguien te va a querer de la misma forma, vas a estar bien —se separó del abrazo y secó sus lágrimas— Hasta pronto, Jong.

— Adiós Aiden, hasta pronto —se despidió totalmente roto—

Aunque se habían dicho un "hasta pronto", era evidente que significaría un "hasta siempre". Esa fue su despedida.

Las miradas que ambos cruzaban, ahora se evitarán.

Los corazones que latían por el otro, ahora lo harían por alguien más.

Los dos sabían que era difícil, pero el amor cambió.

La historia había finalizado. Pero Jong seguía enamorado, mientras que Aiden lo había superado.

Aunque los recuerdos del otro estarían siempre presentes en su memoria.

Jong sabía que estará pagando ese karma toda su vida y es algo que no podrá evitar nunca. Tal vez sí se merecía eso, ser infeliz, sin nadie a su lado.

— Bebé, he llegado —dijo Leinar entrando por la puerta. Para su sorpresa, no había nadie— ¿Ryan?

Subió las escaleras hasta la habitación de ambos, cuándo entró se encontró con una linda escena. Ryan y Leia estaban durmiendo abrazados.

Mis dos amores —sonrió Leinar, quién se acercó para besar la cabeza de ambos—

— Leinar, llegaste —susurró Ryan—

— Sí —sonrió depositando un beso en su frente—

— Ven, vamos a la sala. No quiero despertarla —sugirió Ryan—

— Buena idea

Todo estaba en silencio, hasta que el timbre de la casa sonó. Ese maldito timbre. Menos mal que no despertó a Leia.

— Hola pareja —saludó Keena—

— Les voy a matar, tocaron el timbre justo cuando Leia está durmiendo. Menos mal no la despertó, o si no se la verían conmigo —amenazó Ryan—

— Vamos, calma hombre. Venimos de visita —refunfuñó—

— Mira, trajimos a los nenes —habló Yoshi—

— Aww, mis sobrinos lindos —Ryan corriendo saludó a los dos pequeños, que yacían acostados en el carrito—

— Pasen, les traeré algo para picar — Leinar se dirigió a la cocina para buscar galletas o cualquier otra cosa para ofrecerles—

Los llantos de Leia sonaban por la habitación, la pequeña se había despertado.

Ryan fue a buscarla a la habitación para traerla junto a sus tíos.

— Hola mi pequeña —sonrió Yoshi alzando los brazos para cargarla—

— Se ve que le gustas, porque Leia normalmente no se queda tranquila en los brazos de otras personas —comentó Leinar, dejando los platos encima de la mesa pequeña—

— Obviamente le voy a gustar, ¿a quién no le gusto?

— A mí —Ryan se señaló—

— Tienes mal gusto entonces

— No, de hecho. Tengo un esposo jodidamente guapo y sexy —guiñó el ojo—

— Yo también tengo un increíble esposo también muy sexy —Yoshi sacó la lengua—

— Bien bien, dejen la pelea. Mejor salgamos al jardín, todos están esperando —añadió Keena—

— Está bien, vamos —respondió Leinar—

Los dos jóvenes matrimonios salieron al jardín de la comunidad.

Esa comunidad que los padres les habían heredado años atrás para que vivieran ahí.

Actualmente vivían todos ahí, por lo que de vez en cuando salían al jardín común a reunirse.

Pit RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora