Capítulo 4

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Era por la mañana bien temprano, los rayos de sol penetraban a través de la ventana.

— Keena, despierta —llamó Yoshi mientras tocaba la espalda del dormido—.

— U-um, no quiero —agarró la sábana hasta taparse por completo—.

— Vamos ya son las 9, tenemos que ir al garaje. Si los demás se enteran que dormiste aquí van a pensar mal (como siempre).

— No me importa, quiero seguir durmiendo.

— ¡Vamooos! —agarró la almohada y le golpeó con esta—.

Keena agarró del brazo de Yoshi y tiró de este haciendo que el pelinegro cayera encima suya.

— Oye Yoshi, el desayuno está lis-... —Sonic se quedó parado en la puerta por unos segundos tratando de asimilar la situación—. Sigan sigan, no los molesto —salió de la habitación entre risas—.

— Keena te voy a matar, ahora mis padres van a molestarme —golpeó suvamente en el hombro al mayor—.

— Anda, no te enfades. Seguro que no dirán nada.

North y Sonic se encontraban en el sillón hablando entre risas de lo sucedido en la habitación de Yoshi.

— Buenos días —Yoshi llegó a la sala donde se encontraban sus padres—.

— Hola cariño —sonrió Sonic dulcemente a su hijo—.

— Oye Yoshi, ¿no tienes nada que contarnos? —preguntó North de forma burlona— ¿Ya es tu novio?

— ¡PAPÁ! —se tapó la cara con el cojín del sillón, estaba totalmente sonrojado y no quería que lo vieran en ese estado— ¡No digas tonterías! Solamente estábamos jugando y me caí encima de él.

— Yo también jugué así con tu madre y así es como naciste tú.

— North...—susurró regañando a su pareja—. No digas eso.

— Bueno bueno, te creo. Vete que Keena te está esperando afuera, y llévate el desayuno —indicó North a su hijo mientras bebía su zumo—.

— Adiós —Yoshi abrazó a sus padres para luego marcharse—.

— No debí contarte —bufó Sonic dándole la espalda—.

— Vamos cariño, no te enfades —lo abrazó por la espalda apoyando la cabeza en su hombro—. Es una broma, Yoshi lo sabe.

— Está bien —siguió fingiendo molestia solo para que este le siguiera abrazando—.

Leinar y Ryan se encontraban en un terreno abandonado no muy lejos de la ciudad, pero lo bastante como para que nadie estuviera cerca de ahí.

— ¿Por qué me pediste de venir aquí hoy? —preguntó el rubio quién se encontraba sentado en el capó del coche—.

— Quería practicar contigo y al mismo tiempo conocernos mejor. Si estamos con el equipo, no podremos.

— ¿Por qué?

— Porque son bastantes pesados y de seguro nos molestarían. Además, quiero pasar tiempo contigo.

— Entiendo —hubo silencio durante unos segundos hasta qué finalmente rompió el silencio— ¿Te puedo preguntar algo?

— Sí claro, ¿el qué?

— ¿Por qué quisiste ser corredor de coches?

— Bueno, desde que tengo uso de razón mis padres me llevaban a mí y a mi hermano al garaje y veía a mis padres correr. Así que digamos que estoy seguro que mis primeras palabras fueron "quiero ser como mamá de mayor" y bueno así fue.

Pit RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora