Epílogo

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Fluke estaba en lo alto de la impresionante escalinata de madera que llevaba al vestíbulo inferior. Aunque había oscuridad, las brasas mortecinas del fuego de la chimenea de piedra proporcionaban un brillo cálido a la habitación. Los adornos del árbol de Navidad que se alzaba hasta el techo resplandecían. Fluke se apoyó contra la balaustrada tallada y exhaló un suspiro de felicidad. Aunque sólo llevaba puesto una camisola de seda, la mansión victoriana que Ohm había comprado para ellos en la zona rural que rodeaba Marchester estaba muy bien caldeada.

Se escucharon unos pasos en el rélno. Fluke giró la cabeza, y como le sucedía siempre, el corazón le dio un vuelco al ver la poderosa y alta figura de Ohm, todavía vestido de esmoquin, pero con el cuello abierto y al lazo de la pajarita suelto, dirigiéndose con paso decidido hacia él. Fluke contuvo la respiración. El amor flotaba dentro de él, y el pulso se le aceleró.

Ohm distinguió su expresión y respondió con igual ternura cuando se acercó para agarrarlo de la suave cintura. Fluke exhaló un suspiro de alegría y se agarró de sus poderosos antebrazos.

— Mi hermoso Fluke — sonrió él depositándole un beso en la frente. — Es hora de irse a la cama — dijo antes de girarse para mirar hacia el vestíbulo de abajo. — Creo que ha ido bien — aseguró con tono de satisfacción.

Fluke sonrió.

— Sí, creo que sí — reconoció. — Y tengo que decir — murmuró con voz traviesa, — que eres un espléndido barón que celebra espléndidas fiestas en su mansión.

Ohm lo miró.

— ¿Eres feliz aquí? — le preguntó.

En su voz había un tono de interés que lo conmovió.

— Me encanta estar aquí — aseguró con firmeza. — ¡Y me ha encantado la primera fiesta de Navidad que hemos celebrado! Y me ha encantado que hayas invitado a todo el departamento de bioquímica...

— Son tus compañeros. ¿Cómo no iba a invitarlos? Aunque la verdad es que no he entendido casi nada de lo que decían —aseguró componiendo una mueca.

Ohm bajó la cabeza y lo besó en los labios.

— Y yo, mi adorado Fluke, soy más feliz de lo que nunca creía posible. Tengo todo lo que puedo desear, todo lo que quiero y más. A ti, que eres mi amor, mi corazón, y la razón de mi vida.

Ohm lo abrazó con fuerza y él dejó escapar un leve gemido. ¿Cómo pudo haber pensado alguna vez que no lo amaba? ¿Cómo pudo pensar alguna vez que no necesitaba que estuviera a su lado durante toda su vida? ¿Cómo pudo pensar que se trataba sólo de una fantasía, cuando Ohm era la persona más real y más importante del mundo para él?

Una oleada de tristeza atravesó su felicidad. Aunque Ohm lo había trasladado a una fantasía, ahora él formaba parte de la realidad de su vida, y se sentía como en casa en aquel mundo tan extraño que era el suyo, como si siempre hubiera estado allí. Había renunciado a su vida de trotamundos para estar con él.

— Me hubiera gustado que mi padre te conociera — murmuró Fluke. — Ojalá estuviera todavía aquí. Pero estoy muy contento de que tu madre forme parte de nuestras vidas.

— ¿No te dije que sería así? ¿Y no te he dicho también que... — los ojos de Ohm brillaron de un modo que hizo que a Fluke volviera a darle un vuelco el corazón, y lo estrechó contra sí, — que es hora de irse a la cama?

Ohm lo tomó en brazos con decisión. La camisola de seda se arrastró por el suelo mientras él lo llevaba al dormitorio. Fluke se agarró a él cuando lo colocó sobre la cama.

— ¿Y te he dicho ya... — Ohm se puso encima de él. El cabello de Fluke se esparció sobre la almohada — ...Lo mucho que te amo, doctor Thitiwat?

— Como un millón de veces — susurró él mirándolo con la cara iluminada por el amor.— Pero no dejes de decírmelo nunca.

—Todos los días de mi vida — le prometió. — Y por supuesto — Ohm comenzó a besar su dulce boca con caricias seductoras y suaves que convirtieron el cuerpo de Fluke en una llama de fuego, — todas mis noches también.


FIN

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