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De todas las maneras que Yeosang había imaginado con respecto a como sería su día, nunca podría haberse imaginado una cosa así.

Su novia lo había despertado de una tierna forma para que no despertara enojado por tener que ir a trabajar después de desvelarse la noche anterior porque había sido su compromiso y había bebido más de la cuenta.

Yuna le había llevado el desayuno a la cama con una gran sonrisa en el rostro porque de verdad amaba mucho a Yeosang y había tenido la paciencia de esperarlo el tiempo necesario como para que él se decidiera a avanzar un paso más, porque acababan de comprometerse y en un par de meses más serían marido y mujer.

Yeosang abrió los ojos con dificultad, maldiciendo en su interior haberse comprometido en día de semana y no haber esperado a tener un día libre para hacerlo y así poder dormir hasta que no tuviera más sueño. Pero su novia había insistido en que fuera ese día porque había sido la fecha en que se habían conocido y aunque para él eso no fuera algo relevante había accedido de todas formas.

— Buenos días, cariño. — Saludó ella sonriendo-.

— Hola ¿Qué hora es? — Preguntó Yeosang sentándose en la cama-.

— Hora de levantarte, tienes una hora para desayunar y arreglarte antes de ir al hospital.

— Esto es terrible. — Dijo él agarrándose la cabeza. — Tengo dolor de cabeza que creo que moriré.

— Qué exagerado. — Le acercó la bandeja con la comida. — Te advertí que no bebieras tanto.

— Era nuestro compromiso, creí que estaba bien celebrar.

— Por una parte me alegra que hayas estado tan feliz. — Dijo Yuna. — Te amo.

Yeosang se inclinó para besarla en los labios sin importarle su mal aliento matutino, porque simplemente no podía responderle lo mismo, nunca había podido pero siempre se excusaba en que un gesto valía más que mil palabras, así le habia explicado que ese beso era como decirle "te amo", ese te amo que no podía pronunciar, pero que en el pasado había salido con tanta facilidad de sus labios.

Su novia le habia informado que más tarde iría a ver el vestido de novia junto con su madre y estaba muy emocionada contando los detalles de todo lo que tenía que hacer, mientras Yeosang solo podía mirarla con una sonrisa y se aguantaba las ganas de hacerla callar aunque estuviera con la cabeza apunto de explotar por su constante parloteo.

Mientras estaba en el baño arreglándose, Yuna le estaba preparando el almuerzo para que lo llevara al hospital y no tuviera que comprar algo que no fuera saludable.

Después de despedirse con un tierno beso se subió al auto poniendo un poco de Beatles para calmar su creciente dolor de cabeza e intentar llegar con buen ánimo al hospital, porque estar estudiando medicina y tener que hacer labores de enfermero solo porque aún no estaba graduado, era algo que Yeosang odiaba. Odiaba hacer la práctica en un hospital en que los doctores trataran tan mal a la gente y estos se desquitaran con los enfermeros. Pero se decían a sí mismo que debía tener un poco de paciencia y que en unos pocos años más sería doctor.

Llegó hasta su casillero para cambiarse de ropa y apenas salió a hacer su ronda ya tenía que correr a una emergencia porque la ambulancia había llegado con alguien inconsciente en una camilla y él era el enfermero que estaba más cerca.

— ¿Que sucedió? — Preguntó acercándose hasta la camilla-.

— Intento de suicidio. — Respondió el de la ambulancia. — Ha perdido mucha sangre.

Recién en ese instante Yeosang miró al paciente paralizandose de inmediato. Por un momento pensó que se había equivocado, que solo se trataba de una persona que se parecía mucho, pero una pequeña cicatriz en el cuello le confirmó sus sospechas.

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