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Cuando la alarma de su celular sonó esa mañana, Yeosang hubiese deseado poder dormir al menos 5 minutos más porque el sueño que tenía apenas y le dejaba abrir los ojos, no había dormido casi nada en todo la noche porque no podía sacarse de la cabeza a Jongho. Habían tenido un lindo momento juntos en la azotea, como en los viejos tiempos, pero de igual forma había terminado follándose a su ex novia, que al parecer volvía a ser su novia oficial.

Y sabía que el tampoco tenía mucho que opinar o recriminarle al respecto si estaba comprometido y próximo a casarse, pero es que aquella sensación de familiaridad que habían tenido había sido tan agradable, que se había dejado invadir por ella y había disfrutado tanto que le hubiese gustado no despegarse jamás de Jongho. Sin embargo sabía que no podía hacerle eso a su novia, no podía hacerle eso a Yuna.

Yuna...

Se había preocupado por ella cuando su madre le dijo que ella no se había sentido muy bien, porque su novia tenía muy buena salud, era muy dificil que se enfermara porque era muy preocupada, por eso a pesar de su cansancio, se levantó dispuesto a llevarla al doctor para que la revisara.

Manejó hasta la casa de sus padres, quienes lo recibieron muy felices por la sorpresa de llegar tan temprano allá. Yeosang les explicó que había ido a buscar a su novia pero se quedaría un rato con ellos antes de irse y que no podía ser mucho tiempo porque esa tarde debía trabajar.

Fue a su antigua habitación, entró con mucho silencio y vio a su novia todavía durmiendo aferrada a una de sus almohadas. Se sentó en la orilla de la cama acariciando su cabello y contemplando lo linda que era. A los ojos de Yeosang ella era una buena chica, siempre había sido tierna y amable con él, le había tenido la paciencia suficiente como para estar con él y lo amaba sin exigir nada a cambio. Yeosang sentía que la quería y sabía que su familia también lo hacía.

Incluso a veces pensaba que su familia la quería muchísimo más de lo que él lo hacía, porque para sus padres era como la salvadora. Había logrado que Yeosang se alejara e aquel mundo de distorsión en el que vivía con Jongho, lo había vuelto a acercar a su familia y lo había convencido de retomar sus estudios de medicina. Es decir, y según las propias palabras de su padre, "lo había reformado". Lo había devuelto al buen camino y ahora iban a formar una familia juntos.

Los padres de Yeosang no podían estar más felices por esa futura unión es incluso ya fantaseaban con los nietos, algo de lo que Yeosang no estaba muy seguro. No se sentía capaz de criar un bebé ni ahora ni nunca. Solo había un niño que le agradaba y amaba y esa era su hermana.

Si había alguien de quien no creía poder separarse nunca en la vida era de su pequeño hermano, porque a pesar de que cuando estuvo alejado de su familia extrañó a sus padres, fue lo mucho que extrañaba a su hermanito, una de las razones por las cuales él se alejó de su antigua vida.

— Princesa. — Llamó Yeosang despacio. — Es hora de levantarte.

Yuna abrió de a poco sus ojos y una adormilada sonrisa abarcó su cara. Estiró los brazos sin levantarse de donde estaba para que Yeosang se acercara y así poder abrazarlo y por supuesto que Yeosang lo hizo.

— ¿Dormiste bien?

— Si. — Respondió bostezando. — Me encanta en esta habitación, es tan cómoda.

— Mamá me llamó ayer en la noche avisando que te quedabas porque te habías sentido mal, así que apenas estés lista quiero llevarte al doctor antes de irme al trabajo.

— No es necesario. — Se soltó de Yeosang sentándose en la cama. — Solo es el cansancio y estrés de la boda supongo, estaba un poco nerviosa por algunos detalles que no he podido solucionar y no había comido bien, solo fue eso.

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