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Jongho todavía no podía creer que todo lo que estaba pasando fuera cierto, casi no se creía que tenía a Yeosang envuelto entre sus brazos.

El día aún no acababa y seguía siendo de locos, no solo porque habían hecho el amor por primera vez, sino que después de que ambos se hubieran entregado por completo al otro, casi no se habían podido quitar las manos de encima. Los besos parecían interminables y las caricias que recorrían cada rincón del cuerpo ajeno los estaban enviando directo a la locura.

No habían hecho nada más que besarse y darse caricias subidas de tono y no por falta de ganas, porque ambos ardían en hacerlo una vez más, pero Jongho no quería hacerle daño a Yeosang. Sabía perfectamente que a pesar de que él había tenido todo el cuidado posible, de igual forma había sido doloroso para Yeosang, aunque eso no le había impedido disfrutar después. Jongho creía que no era bueno volver a hacerlo tan pronto, mucho menos cuando él seguía siendo tan ignorante con respecto al sexo entre 2 hombres. Quería poder averiguar y aprender bien como debía hacer las cosas para poder darle mucho más placer al mayor y con el menor dolor posible.

Sin embargo, Yeosang no se lo ponía fácil porque parecía que estuviera tentándolo a cada segundo a hacer algo más y él debía hacerse el indiferente porque conocía al mayor, sabía que si Yeosang notaba lo desesperado que estaba iba a aprovecharse de ello y él ya no tendría voluntad como para seguir resistiendo.

Mingi había llamado en la tarde diciendo que no pensaba llegar tan tarde a casa porque necesitaba descansar y Jongho quiso aprovechar al máximo el tiempo que le quedaba a solas con Yeosang. Ambos se paseaban por la casa solo en boxers, habían cocinado algo simple entre besos fogosos en la cocina. Habían terminado de acomodar las cosas de Yeosang en su habitación y ahora seguían acostados acariciándose perezosamente disfrutando de aquel día que les seguía pareciendo un sueño.

— Creo que se me está durmiendo el brazo. — Dijo Jongho. — ¿Quieres cambiarte para el otro lado?

— No- — Dijo el mayoe caprichoso. — Estoy sumamente bien así.

— ¿No te importa que pierda el brazo?

— No vas a perder el brazo, Jongho. — Lo miró hacia arriba desde su lugar. — No seas exagerado.

— ¿Qué tal si yo me acuesto en tu pecho un rato?

Yeosang se enderezó sonriéndole y se acomodó en la cama porque aquella propuesta del menor le había gustado, él quería tener a Jongho aferrado a su cuerpo y poder acariciarle el corto cabello. Jongho se acomodó enseguida sintiendo la suavidad del pecho de Yeosang en su rostro, y se restregó un poco allí dejandole saber lo agradable que le resultaba.

— ¿Acaso eres un gato? — Preguntó el menor acariciándo le el cabello-.

— No. — Sonrió el menor. — Es solo que... eres tan suave que me gusta como se siente tu piel contra mi mejilla.

Yeosang solo rió de forma muy juguetona y siguió acariciándolo. Jongho hubiera querido prolongar un poco más el tiempo de tranquilidad y amor que estaban teniendo, pero había cosas que le estaban preocupando y necesitaba aclararlas porque ahora se daba cuenta de que había sido un error no hablar con sinceridad desde un comienzo con Yeosang. Había dejado que sus temores lo callaran durante años y ahora se lamentaba porque tal vez si hubiera sido honesto y hubiera abierto su corazón desde un comienzo, lo que estaba pasando con ahora hubiese sucedido hace mucho y no hubiesen desperdiciado tanto tiempo. Seguía teniendo temor, porque no sabía lo que Yeosang pudiera decir, pero algo en su corazón le decía que estaba vez todo saldría bien, que debía arriesgarse.

empty box [JongSang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora