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Jongho estaba sentado en el suelo en su habitación tocando su guitarra ,tocando esta canción que últimamente sentía tan suya, como si estuviera describiendo su vida y su más profundo sentir. Era totalmente triste pero así tambien sentía su vida. Lo único que le aportaba felicidad era aquella amistad que tenía con Yeosang, pero aquello tambien le resultaba un poco triste porque él no quería ser solo su amigo, hace mucho tiempo que estaba deseando ser mucho más.

Después de aquella fiesta de cumpleaños de Mingi en donde había probado los labios de Yeosang siendo correspondido casi con la misma pasión, aquello no había vuelto a suceder. Todo había sido parte de un juego, un desafío y solo había quedado allí. Yeosang se había reido diciendo lo extraño que era besar a un hombre pero que se sentía aliviado de que al menos hubiera sido una persona de confianza quien lo había hecho. Luego siguió jugando como si nada, besando a otra chicas siempre que la botella lo apuntaba. Jongho se había sentido miserablemente triste de que aquel beso que para él había sido maravilloso, para Yeosang no era más que cumplir con las reglas del juego de la botella.

Aunque por una parte agradeció que a ninguno de los 2 les tocó besar a otro hombre en el rato que siguieron jugando. Después todo había seguido como siempre, como si nada hubiera pasado. Como si ese momento casi mágico para Jongho nunca hubiera existido. Aún así, el menor no podía sacarse de la cabeza aquella imagen de Yeosang con los ojos cerrados, las mejillas coloradas y su respiración agitada.

Su celular sonó sacandolo de aquel lindo y amargo recuerdo por la misma persona que lo provocaba.

 Hola, Yeo.

— ¿Estás en tu casa? — Preguntó el menor sin saludar-.

— Sí, estaba tocando la guitarra un rato.

— Como siempre. — Se rió y luego se quedó en silencio-.

— ¿Pasa algo? — Preguntó al no oir a Yeosang-.

— Sí, yo... tengo que hablar de algo contigo y no puede ser por telefono, así que yendo para allá.

— De acuerdo. — Respondió aguantando la respiración por los nervios que comenzaban a invadirlo. — ¿Es muy importante?

— Lo es.

— Date prisa entonces.

— Ya casi estoy llegando, nos vemos. — Cortó la llamada-.

Jongho se quedó con el celular pegado a la oreja por un buen rato, no podía reaccionar porque se sentía sumamente nervioso. ¿Podía ser que Yeosang estuviera sintiendo lo mismo que él después de aquel beso? Tal vez no habían hablado del tema porque Yeosang necesitaba reflexionar al respecto y no porque no le interesara. Quizás ahora ya podían hablar del tema y Jongho podría abrir su corazón sin temor a que su amigo se alejara de él.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no notó en que momento había llegado Yeosang hasta que lo vio abriendo la puerta de su habitación.

— Estás perdiendo mucho de tu encanto. — Se quejó el mayor entrando. — Ya ni siquiera me abres la puerta de tu casa.

— Lo siento. — Dijo Jongho poniéndose de pie, dejando la guitarra y el celular en la cama. — Estaba un poco distraido, no noté cuando llegaste. — Se acercó dandole un abrazo como saludo. — ¿Todo bien?

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