Maldición y bendición a la vez [Azutara y Zukka]

25~ Epilogo-1

10 años después

"¿Estás seguro de esto?"

—Por millonésima vez, Zuko, sí. Estoy seguro de que quiero casarme contigo. Y, aunque no lo quisiera —Sokka echó un vistazo por la ventana de su habitación, observando a los invitados que se dirigían a sus asientos y viendo a sus amigos vestidos para la ceremonia—, ya ​​es un poco tarde para echarse atrás.

—Sólo quiero estar seguro —le dijo Zuko—. Después de que nos casemos, tendrás la maldición. No habrá vuelta atrás.

—¿Incluso si nos divorciamos? —preguntó Sokka.

—¿Crees que nos divorciaremos? —Sintiendo que acababa de darle a su prometido un nuevo miedo, Sokka rápidamente sacudió la cabeza y las manos.

—¡No! Solo tenía curiosidad. Tú lo sabes. ¡Soy curioso y adorable! Por eso te casas conmigo. —Zuko dejó escapar un suspiro por la nariz y esbozó una sonrisa—. Es verdad. Está bien. Si estás seguro...

—Lo soy. Te amo, Zuko. No me importa la maldición. Si soy sincero, en realidad la espero con ansias. Tú mismo lo dijiste: nadie de la Tribu Agua ha tenido una maldición como esta. No puedo esperar a ver cómo me veo como dragón.

“…¿Es esa la razón por la que querías casarte antes que Azula y Katara?” preguntó Zuko, principalmente bromeando.

—No nos detengamos en eso —rio Sokka.

Los dos hombres miraron hacia arriba cuando escucharon la música tradicional de bodas de la Nación del Fuego: "Creo que esa es nuestra señal".

"Creo que sí."

Una ceremonia después, Sokka y Zuko se casaron oficialmente. Debido a la maldición, los dos decidieron permanecer en la Tribu Agua hasta que Sokka adquiriera su forma de dragón. Ursa también aceptó quedarse en el Polo Sur para asegurarse de que todo saliera bien.

—Podría ocurrir durante la noche —advirtió Ursa.

—¿Cómo fue? —preguntó Sokka.

—La verdad es que dormí durante mi primera transformación, pero cuando me desperté fue extraño. Tu cuerpo es completamente diferente y no es para nada humano. Te lleva un tiempo entender cómo funciona todo. Sokka asintió ante las palabras de Ursa.

“¿Cuánto tiempo te llevó aprender todo? Especialmente las alas”.

—Por favor, no intentes volar —dijo Katara, luciendo ya cansada.

—No sabes que eso es lo que estaba pensando —argumentó Sokka.

“Lo siento mucho y no tengo ganas de pasar el día de mañana viéndote estrellarte en la nieve. En realidad… no, retiro lo dicho. Sería genial. Diviértete”.

"Jaja, eres muy graciosa".

Para sorpresa de todos, a la mañana siguiente, Sokka se despertó como humano. La mayor parte del día los nuevos esposos pasaron en la tundra. No querían correr el riesgo de que algo desencadenara a Sokka y él destruyera parte de la aldea. A medida que transcurría el día y no sucedía nada, la ansiedad en ambos aumentaba.

—Tengo una idea —dijo Sokka de repente.

"¿Qué?"

"Dijiste que podías forzar a que salieran tus formas de dragón lastimándote o haciéndote creer que vas a morir, así que ¿qué pasa si…?"

—¡No! —Zuko giró la cabeza—. ¡No estás haciendo eso! Probablemente no tengas la maldición. ¿Quizás no te afecte porque eres de la Tribu Agua? ¿O quizás la maldición ha cambiado y ahora solo afecta a los de nuestra línea de sangre? —sugirió Zuko.