YOUR NASTY CUTENESS | Kakegurui Fanfic [Mary Saotome x Ryota Suzui]

ו 30 •×

Los chicos y la suerte

Academia Privada Hyakkāou
Sala de la Vicepresidencia
|Miércoles, 02 de octubre | 12:00 pm.

El creer merecer un respiro de todo lo que pudiera suceder no significa necesariamente que el destino va a ser tan gentil como para concedértelo. Mary, para su fortuna, había conseguido un contorno para ojeras en oferta el mes pasado, y si bien pensaba usarlo cuando sus exámenes finales comenzaran, le había sido bastante útil tenerlo esta misma mañana. La calidad de este era bastante buena, la consideraría para cuando vuelva a faltarle.

   Sus ojeras hablaban por sí mismas, y además, no eran la única prueba de lo tarde que había dormido. Bostezaba cada dos por tres y sus niveles de atención en clase no pasaban de diez segundos hasta cerrar los ojos, o enfocarse en el asiento vacío delante suyo.

   Y eso era más que suficiente para recargar su cerebro aunque sea por unos minutos.

   Se le subía la sangre a las mejillas cada que lo recordaba, y extrañamente, se mareaba. Lo fue durante las primeras horas de clase, y también en el receso mientras escuchaba a Itsuki entusiasmar a Yumeko para apostar de una vez. Varias veces se tuvo que lavar el rostro en el lavabo ese día, ni si quiera para mantenerse despierta, sino para borrar toda la vergüenza y la sensación debilitante que le pesaba en el cerebro. En parte, había sido un alivio que Suzui decidiera faltar el día de hoy.

   — No siento que debamos hacer caso omiso.

   — Creo que por ahora debemos dejar que afecte más... a tu hermana que a nosotras —se mordió el labio, y se recostó lo más que pudo en el respaldar del diván—. Pero... sí. Hay algo que no cuadra con esa suma de dinero.

   Ayer todo había culminado de la forma más extraña –no por nada, y aún recostada, Mary sobaba con delicadeza, y casi sin pensar, los dos últimos dedos de su mano derecha. No hablaron mucho camino de regreso a la villa, y menos antes de que el castaño ordenara un taxi para ella. Insistió en acompañarla hasta Suginami para asegurarse de que nada le sucediera a tan pesada una de la madrugada, pero ella le aseguró que le enviaría un mensaje ni bien llegara. Cuando lo hizo, él ya le había enviado como ocho.

   — La señorita Igarashi no podría asimilar ese tipo de fondos, y aún así está jugando al quién da más.

   — Existe un tope, pero...

   — ¿Y lo respetaría?—la albina sólo se encogió de hombros—. Es en vano ver más allá de su situación. Si llegamos al poder, antes de que se genere el desequilibrio y la fecha límite, cualquier inversión habrá sido una mera estafa.

   — No nos conviene subestimarla demasiado, Mary.

   — Tranquila —apretó los ojos y luego miró al techo—, hay que tenerlo muy de cerca, pero nuestro enfoque debe ser tu hermana.

   Tuvo que usar un par de pastillas, no pudo dormir hasta eso de las cuatro de la mañana, se mantuvo mirando el techo de su habitación de la misma forma en la que lo hacía ahora. Su cabeza no dejaba de repetirse lo que había pasado frente al estanque, que por más inocente que fuera, había conseguido que sus sentimientos se descontrolaran significativamente.

La luna lucía hermosa de verdad. No creo que lo haya dicho simplemente para...
¡No! ¡No, no, no, no!...
O... ¿O tal vez sí?
Yo... ¿Por qué mierda respondí eso?
N-No es que... Esa... Es la respuesta que usualmente se da... pero...
Dios... ¡Dios... Mary eres una...!

   — ¿Crees que debamos... tomarnos un descanso más largo?

   La voz de Ririka tenía un gran poder para su suerte. De ser lo necesariamente potente, podía sacar a Mary de cualquier trance y devolverla al punto.