Gema regresó a casa después de un día largo y agitado en la central de la FMEF. Aunque estaba cansada, sentía una energía diferente, como si el día aún tuviera algo más para ofrecerle. Miró por la ventana de su apartamento y el sol comenzaba a ponerse lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados.
Decidió que quería salir, pero no conocía bien la ciudad ni tenía amigas cercanas a quienes llamar. Entonces, recordó a su vecino, Vladimir. Sin dudarlo mucho, tomó su teléfono y marcó su número. Después de un par de tonos, Vladimir contestó.
- Hola - saludó Gema, sintiendo un cosquilleo de emoción en el estómago.
- Hola - respondió Vladimir, su voz resonando cálida y acogedora al otro lado de la línea.
- ¿Te gustaría acompañarme a salir esta noche? - preguntó Gema, esperando con ansias su respuesta.
Vladimir no dudó ni un segundo.
- Claro, Gema. Estaré encantado de acompañarte.
Quedaron de encontrarse frente al edificio en una hora. Gema se apresuró a cambiarse y cuando salió, encontró a Vladimir esperándola. Al verlo, una sonrisa se formó automáticamente en sus labios.
Se miraron y notaron que, de manera involuntaria, habían combinado los colores de sus prendas. Gema llevaba un vestido azul que hacía resaltar sus ojos, mientras que Vladimir estaba impecable con una camisa blanca y pantalones negros.
Durante la noche, se divirtieron como nunca. Bailaron al ritmo de la música, compartieron bromas y risas que resonaban en el aire nocturno. Cuando llegaron de regreso a su edificio, ninguno de los dos quería que la noche terminara. Buscaron excusas para prolongar la conversación, deseando mantener ese momento especial por más tiempo.
Entonces, en un arranque de valentía y complicidad, se acercaron lentamente el uno al otro. Sus miradas se encontraron y en ese instante supieron que lo que sentían era mutuo. Sin palabras, se fundieron en un beso que selló la complicidad y el deseo compartido.
El beso fue suave y lleno de promesas silenciosas. Gema sintió su corazón latir con fuerza, mientras que Vladimir la sostuvo con ternura. Cuando se separaron, se miraron a los ojos y una sonrisa cómplice se dibujó en sus rostros.
Cada uno entró a su departamento con el corazón lleno de emociones nuevas y la certeza de que algo especial había comenzado entre ellos.
Esa noche, ambos durmieron con una sonrisa en los labios, recordando el suave roce de sus manos y el calor reconfortante de sus abrazos.
A la mañana siguiente, Gema fue despertada temprano por un suave golpeteo en la puerta. Al abrir, se encontró con Vladimir sosteniendo una bandeja con un delicioso desayuno.
- Te traje esto. Espero que te guste - dijo Vladimir, con una sonrisa sincera mientras entraba en su apartamento.
Gema estaba sin palabras, emocionada y agradecida por el gesto tan dulce.
Durante el desayuno, compartieron risas, anécdotas y descubrieron que tenían gustos y disgustos muy similares por la comida, la ropa y otras pequeñas cosas de la vida cotidiana. La conversación fluía fácilmente entre ellos, como si hubieran sido amigos de toda la vida.
Gema se sintió feliz y plena en ese momento, sabiendo que había encontrado a alguien con quien podía ser ella misma y compartir momentos especiales.
Después de despedirse con una promesa de verse pronto, Gema se dirigió a la central de la FMEF con una sonrisa radiante en el rostro y el corazón lleno de ilusión por lo que el futuro podría traer junto a Vladimir.
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||RAME|| Gema Lancaster
Fanfiction\\la belleza del caos\\ Que mal puede ser renacer en una trilogía de libros. nada verdad, CLARO QUE TIENE TODO DE MAL. empezando porque no conozco nada del libro, segundo la poca información que tienes es que por cualquier cosa te quieren matar y te...