Cap 11: Pelos de punta

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Narrador:

La sonrisa que tenía Mei en ese justo momento era inolvidable, había acabado de hacer un postre de chocolate como agradecimiento para esa persona, para esa persona que todavía estaba en su corazón con fuerza.

Ese día después de que Kuroo la haya llevado en su espalda porque claramente no podía caminar Oikawa la regaño pero después se puso a llorar dramáticamente diciéndole que no saldría más sola, que la cuidaría siempre en cada momento, estaba preocupado por ella, y aunque mintiera también le agradeció a Kuroo, solo con una sonrisa forzada pero se sentía agradecido por haber ayudado a su hermana.

Ella salió rápidamente de la cocina del campamento, algunos días la ayudaban a caminar Kageyama, Oikawa, Iwaizumi, Kentaro, Hinata, y en algunos momentos en los que se encontraba sola llegaba de repente Kuroo para hacerla reír, aunque a su hermano no le gustará la presencia del chico junto a Mei por los recuerdos del pasado en los que lo paso tan mal, se sentía un poquito feliz con verla a ella reír y sonreír junto a él, aunque una parte de el todavía  sintiera desconfianza al ver que Kuroo trataba de acercarse de nuevo a su hermana, el definitivamente no quería que Kuroo Tetsuro le volviera a romper el corazón.

Ahora caminaba igualmente despacio, aunque ya las heridas no eran tan graves y ya tenía un nuevo teléfono que su hermano le había comprado.

Camino por todos los gimnasios buscando al chico pelinegro, saludo a algunos chicos de los que ya era amiga mientras seguía en su búsqueda.

— ¿Buscas a alguien Mei-chan? — Se giró mirando al dueño de la voz, era Daichi el capitán del Karasuno que la miraba con una sonrisa gentil. Ella sonrió asintiendo.

— Estoy buscando a Kuroo, ¿Sabe dónde está Daichi-senpai? — El río asintiendo.

— Ya te he dicho que no me digas Senpai — ella sonrió nerviosa — Lo vi en el patio.

Ella agradeció despidiéndose del chico para caminar hacia el patio, ahí fue cuando lo vio, parecía una obra de arte, estaba sentado en una banca mientras miraba al horizonte, miraba el sol que ya se escondía para dar paso a la noche.

Sonrió acercándose lentamente hacia el, era raro que estuviera solo y no junto a su equipo o junto a Kenma que casi siempre estaban juntos.

— ¡Bo! — Ella río viendo cómo el chico se asustaba saltando en su lugar mirando hacia atrás a la chica que reía, ella rodeo la banca para sentarse al lado de el.

— Que mala eres gatita, asustando a un gato viejo — ella río más fuerte oyendo las tonterías que decía mientras se tomaba el pecho.

— ¿Gato viejo? — el asintió con una sonrisa mirándola, se veía demasiado hermosa, llevaba un atuendo que le hacía juego con el color de su cabello haciéndola resaltar más de lo que ya hacía. — Eres un tonto Kuroo.

— Que grosera eres, viniste solo a molestarme y decirme tonto — Rechisto, ella sonrió ladinamente, mientras se acercaba un poco más a el mostrando la pequeña caja que tenía en sus manos.

— Por eso vine a darte un pequeño obsequio, muchas gracias por ayudarme el otro día Kuroo. — El sonrió mientras sentía como su corazón latía con rapidez y un leve sonrojo se apreciaba en sus mejillas.

— Te lo aceptaré solo si me dices por mi nombre Mei, deberías de dejar las formalidades tonta — ella lo miró mal.

— Gracias por ayudarme de nuevo... Tetsuro. — el sonrió, se sentía demasiado feliz casi como la vez en la que se había dado cuenta que sentía algo por ella en el pasado.

Flashback

La pequeña Mei caminaba con lentitud por toda la prefectura del Nekoma, buscando a aquel pelinegro que estaba tan metido en su corazón como si fuera una parte de ella.

El Hilo Que Nos Une • Kuroo TetsuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora