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Moonbyul estaba de pie, con los brazos extendidos y atados a las columnas de piedra de la sala del trono. Sus muñecas estaban sujetas por grilletes, levantándola lo suficiente para que sus pies apenas tocaran el suelo. El dolor y la incomodidad eran evidentes en su rostro, pero mantenía una expresión de determinación.

Solar, con un látigo de cuero en la mano, se encontraba a su lado. Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y resolución. Sabía que este castigo era necesario, pero eso no hacía que fuera más fácil de llevar a cabo.

-Moonbyul, este castigo es tanto para ti como para tu reino. -dijo Solar con firmeza. -Recuerda que esto es por el bien de la paz y para evitar futuras agresiones.

Moonbyul asintió levemente, apretando los dientes en anticipación. Solar levantó el látigo y lo dejó caer con precisión sobre la espalda expuesta de Moonbyul. El sonido del cuero cortando el aire y el impacto contra la piel resonaron en la sala, seguidos por un leve gemido de dolor de Moonbyul.

Solar continuó, administrando cada golpe con una medida cuidadosa, asegurándose de que el dolor fuera suficiente para cumplir su propósito, pero sin llegar a extremos. La espalda de Moonbyul pronto se cubrió de marcas rojas, pero ella no emitió más que unos pocos quejidos, su resistencia y orgullo manteniéndola firme.

Después de lo que pareció una eternidad, Solar detuvo su mano, respirando profundamente mientras miraba a Moonbyul, cuyas piernas temblaban por el esfuerzo de mantenerse en pie.

-Esto es suficiente. -dijo Solar con voz firme, dirigiéndose a la reina, Rose. -Moonbyul ha recibido su castigo.

Rose asintió, levantándose de su trono y caminando hacia las dos mujeres. Observó las marcas en la espalda de Moonbyul con una expresión de satisfacción controlada.

-Que esto sirva de lección. -declaró. -Cualquier acto de agresión será respondido con justicia, pero también con la posibilidad de redención. Moonbyul, eres libre de regresar con tus compañeros y transmitirles el mensaje.

Solar desató los grilletes y ayudó a Moonbyul a ponerse de pie. La guerrera se tambaleó ligeramente, pero rápidamente recuperó el equilibrio, mirando a la reina y luego a Solar con una expresión de respeto y gratitud contenida.

-Gracias, Majestad. -dijo Moonbyul con voz ronca. -Aprenderé de esto y me aseguraré de que mi reino también lo haga.

Rose asintió, satisfecha con la respuesta, y con un gesto de su mano, indicó a Solar que acompañara a Moonbyul fuera de la sala.

Mientras caminaban por los pasillos del palacio, Solar observó de reojo a Moonbyul, notando el esfuerzo que le costaba mantener la compostura.

-Eres fuerte, Moonbyul. -dijo Solar en un tono más suave. -No olvides que este castigo no define quién eres, sino que es una oportunidad para crecer y aprender.

Moonbyul asintió, apreciando las palabras de Solar. A pesar del dolor físico, sentía una extraña sensación de alivio. Había enfrentado las consecuencias de sus acciones y ahora tenía la oportunidad de hacer las cosas bien.

-Gracias, Solar. -respondió Moonbyul con sinceridad. -Prometo que no tomaré esto a la ligera.

Llegaron a una pequeña sala de descanso donde Moonbyul pudo sentarse y relajarse un poco. Solar, siempre atenta, trajo un cuenco de agua fresca y lo ofreció a Moonbyul.

-Bebe. -dijo Solar suavemente. -Ayudará con el dolor.

Moonbyul tomó el cuenco y bebió profundamente, sintiendo cómo el agua aliviaba su garganta seca. Miró a Solar por encima del borde del cuenco, una sonrisa tímida jugando en sus labios.

Princesa & Guardia [Chaesoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora