Para cuando Seungmin llegó a casa, Hyunjin ya se había marchado, así que sólo encontró la agobiante soledad envuelta en el silencio espantoso del hogar aparentemente abandonado.

Lina recibió el golpe del aire en la cara mientras continuaba mirando al cielo en el balcón. Hyunjin había comprado una botella de whisky y ambas la bebieron hasta que eventualmente la más alta se tuvo que ir. La castaña prefirió no desperdiciarlo y continuó bebiendo hasta ese punto donde estaba terriblemente mareada.

Los oídos de Lina se tensaron cuando escuchó los pasos acercándose a la habitación. Pero no le prestó demasiada atención y en su lugar, prefirió quedarse quieta, sabiendo de antemano que su marido tomaría su pijama y se iría a la habitación de huéspedes, sin siquiera mirarla.

Odiaba sentirse así, no le gustaba envidiar a su amiga, pero no podía evitarlo sabiendo que Hyunjin al menos tenía a sus hijos para sentirse acompañada y ella no, ni siquiera su propia familia se acordaba de ella.

-Lina, ¿estás bien?

La voz de su marido le hizo cosquillas en los oídos. Quiso hablar y dejarle en claro que todo estaba bien sin embargo, se dio cuenta de que estaba llorando.

-¿Estás bebiendo? -insistió una vez más, colocándose a su costado.

Seungmin buscó su rostro y deformó el gesto en uno desalentador. Le arrebató la botella y la encaró correctamente dándose cuenta de las mejillas húmedas de su mujer.

-¿Qué sucede contigo? ¿Ahora eres alcohólica?

Los labios de la mayor formaron un puchero tembloroso. La voz de Seungmin había sido dura y fría. Su pecho se oprimió un poco más y sólo pudo optar por tomar la botella de regreso.

-No te concierne.

-Oh, claro que me concierne -arrebató el cristal-. De ninguna manera voy a aceptar que ahora te vuelvas una estúpida amante del alcohol.

Lina se ofendió. Quiso reprochar por lo dicho, pero ni siquiera pudo tomar aire porque su esposo la cargó sobre su hombro, dando inicio a su corto camino.

-¡Bájame, idiota!

-No me grites.

-¡Entonces bájame!

No recibió respuesta. Lina se vio obligada a tragarse sus palabras. La garganta se le cerró y el vientre le cosquilleó cuando sintió el agarre firme de las manos de su esposo en sus caderas, casi dirigiendo sus dedos a sus muslos.

-Minnie~ -lloriqueó.

El aludido se tensó. La mano de su mujer que se perdió entre los mechones de su cabello y sintió que le fallaron las piernas cuando Lina le pellizcó el lóbulo de la oreja.

Finalmente la pareja se refugió en la calidez de la habitación. Seungmin bajó a su mujer y sus intenciones de irse se desvanecieron cuando Lina lo atrapó y lo jaló hacia ella. Los envolvió en un beso torpe mientras ella empezaba a quitarle la ropa.
Seungmin quiso batallar, pero se vio incapaz de hacerlo cuando la rudeza de Lina provocó el roce en sus pantalones.

-Ngh, detente, Lina.

-No.

La castaña rodó y se subió encima de su esposo, comenzando a succionar la piel de su cuello. Sus manos se deshicieron de la camisa y ahora era libre de tocar aquel torso delgado y sutilmente marcado que la volvía loca. Jadeó cuando sintió que su esposo la sostenía de las caderas y sonrió orgullosa en el momento que dio un sentonazo y Seungmin rodó los ojos como respuesta.

-Minnie~ -murmuró-. Cariño te necesito tanto.

Bajó de nuevo besándole el mentón y mordiendo juguetonamente. Su cuerpo se movía en un vaivén sugerente que despertó a su marido. Se mordió la lengua y buscó deshacerse de los estorbosos pantalones. El castaño mordió su lengua tratando de controlarse. Tomó a su mujer de la cintura, haciéndola girar en la cama de modo que ahora los papeles estaban intercambiados. Seungmin se dio cuenta de la ebriedad ajena y provocó la conmoción de la otra cuando se liberó y se levantó de la cama.

-Estás borracha, duerme ahora, mañana tenemos que hablar -declaró.

La decepción en Lina fue escalofriante. Miró a su esposo alejándose de ella, abandonando la habitación con un azote casi decente. El pecho se le oprimió y todo el cuerpo le tembló hasta que finalmente explotó en un nuevo lagrimeo molesto.

Se acurrucó en la enorme cama, abrazando la almohada que le correspondía a su esposo. Ocultó su rostro aguantando el llanto y luego simplemente escondió su escándalo, amortiguando el ruido con la misma.

****

-Sí, ya tengo el informe, lo presentaremos al agente de la auditoría para que nos dejen en paz...

Lina imitó con aburrición el gesto presumido de su esposo mientras preparaba el almuerzo. Estaba cansada de sus estúpidos asuntos de trabajo y para ese momento ya había pensado más de seis veces en encajar su cuchillo en el teléfono de su marido.

Aún no olvidaba lo que Seungmin le había hecho la noche pasada y el rencor de sus actos estaba demostrándose en el hecho de que ella estaba preparándose un delicioso salteado de cerdo mientras que para su esposo estaba preparando un exquisito ramen que se encontró por ahí. Los nervios de saber qué es lo que iban a hablar le estaba carcomiendo la paciencia y soltó el aire que retenían sus pulmones cuando el otro finalmente colgó.

Lina sirvió ambos platos y los llevó a la mesa, sintiéndose completamente orgullosa cuando vio la decepción en el rostro de su esposo ante la comparación de sus comidas.

-Lina...

-Provecho.

Tomó una cuchara grande de carne y la comió con tanto gusto que Seungmin la envidió. Sonrió de lado, expulsando un risa nasal que rozaba lo ofendido y lo patético que le resultaba la actitud infantil de su esposa.

Decidió que había estado siendo una mañana de buenas noticias, así que ignoró sus intenciones de pelear y se resignó a su pasta.

-Vendí la casa en la isla de Jeju -escupió.

Lina se atragantó con su bocado. Tuvo un ataque de tos espantoso y sus ojos asesinaron a su esposo cuando se pudo calmar.

-¿Qué hiciste qué? ¡Pedazo de mierda!

-Fue a una pareja de ancianos, el gobierno les compró su propiedad a la fuerza, así que hicimos negocios -continuó.

-¡Esa casa nos la dieron mis padres para nuestra boda, imbécil! ¿Por qué no me lo dijiste?

-No lo encontré pertinente, la casa ya estaba deteriorada, Lina.

-Eres un jodido imbécil.

-Ya me lo dijiste.

La tonada aburrida de su marido la irritó. Presionó los labios, sintiendo que la cabeza le estallaba. No le dolía la venta de la casa, esa era la verdad, pero estaba siendo tan orgullosa que no iba a decirle en voz alta que le había roto el corazón, pues aquella casa había sido la testigo de tantos buenos momentos como para venderla tan despreocupadamente.

Sintió que los ojos se le ahogaban y decidió que era él momento de huir. Tomó su plato y se alejó del comedor, tirando a los desechos la comida. Se escapó hacia el jardín y se encerró en la casita de almacenamiento. No quería ver a ese sujeto que llamaba esposo y aunque quisiera, no podía llamar a Hyunjin porque ella estaba ocupada tratando de salvar su propio matrimonio.

Miró su anillo y puchereó. Recordó la plática con su amiga y el plan que iban a elaborar para recuperar la paz de sus matrimonios. Ella realmente quería tener a su lindo esposo de antes, pero las actitudes presentes de verdad que estaban complicando la estabilidad de su fuerza de voluntad.

Lina era persistente y por supuesto que no era alguien que se dejara vencer tan fácilmente sin embargo, tampoco se consideraba alguien tan masoquista como para soportar esos dolores punzantes en el pecho. Quería amar y ser amada por igual, no quería seguir recolectando viejos sentimientos defectuoso.

Así pues, se limpió las lágrimas que se le escaparon, tomó un nuevo aire y miró el cielo por la ventanilla, tratando de calmarse. Estaba decidida. Iba a pelear por traer de vuelta al amor de su esposo y se dijo a sí misma que iba a aprender a dejarlo si no salía como esperaba.

-No es el fin del mundo -se animó, acomodando su anillo.

LOVE ME, BITCH [skz family universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora