Lina resopló por quinta vez en el día. La silla frente a ella estaba vacía y la soledad la abrazaba firmemente desde hace una hora. Ya su sopa estaba fría y el apetito se le había ido.

La nueva discusión con su marido había sido absurda. El mismo pleito absurdo sobre el futuro de los bienes ya ni siquiera tenía sentido a ese punto sin embargo, era la única forma de cruzar palabras con Seungmin.

No sabía cuándo había empezado, ni por qué, pero de un momento a otro, ya los dos muy milagrosamente se veían en casa. Ella desempeñando su papel como ama de casa y su esposo ayudando con la dirección en la empresa de la familia Lee. Tenían una vida acomodada e incluso llena de lujos, pero aún así les faltaba la chispa que los había enamorado desde un inicio. Lina se dio cuenta de ello hace unas semanas cuando se vio tremendamente aburrida mirando una película en su salón de cine privada.

Se levantó finalmente de la mesa con sus trastos en mano, se dedicó a limpiar y luego arrastró los pies hasta la sala de estar, pensando en todo y en nada a la vez. Sus ojos, que recorrían la casa como si no la conociera, se detuvieron de pronto en la pared frente a ella. La fotografía de su boda se presumía divinamente como si fuera una obra de arte en el hogar. Se miró a sí misma con una linda sonrisa y Seungmin a su lado, no se quedaba atrás. Eran felices, lo sabían y lo dejaron ir.

Su momento de melancolía y sufrimiento terminó apenas la castaña puchereó. Su teléfono comenzó a sonar y respondió al instante, agradeciendo que al menos hubiera alguien que recordaba su existencia.

Preciosa!

-Oh, hola, Jinnie.

-¿Estás ocupada?

Lina miró a su alrededor, haciendo énfasis en ella y en el sofá, pensando un momento sobre su respuesta.

-Bueno... En dos minutos tengo que cambiar la posición de mi pierna para que no se duerma, así que sí, supongo que estoy ocupada.

-¡Perfecto! Ábreme la puerta, entonces.

Lina parpadeó sorprendida, decidió no indagar más y se dirigió a la puerta, descubriendo a su cuñada sonriente esperando por ella. Colgó el teléfono y ni siquiera pudo saludar porque rápidamente Hyunjin la asfixió en su abrazo.

-Oh, mi preciosa hermana, ¡te extrañé mucho!

-¿No se supone que estabas trabajando en una campaña en París?

-He vuelto, reina -le sonrió, alejándose.

Lina le miró con más detenimiento. La azabache sonreía brillante, pero sus ojos ni siquiera mostraban emoción. Lina y Hyunjin se habían hecho tan cercanas desde el primer momento que se conocieron, así que era absurdo pretender que todo estaba bien. Lina le tomó las manos, cerró la puerta y la llevó hasta la sala donde las sentó a ambas sin querer soltar las manos de la más alta.

-Anda, suéltalo todo -alentó.

-¡Es un hijo de puta! -lloriqueó-. Me llamaron de la escuela porque Jisung olvidó recoger a Channie tres veces y casi se llevan a Binnie a la comisaría junto a una banda de malandros... ¿Sabes qué es lo peor? ¡Que se pasó la existencia de sus hijos por el arco del triunfo porque estuvo coqueteando con una estúpida zorra! Donatella tuvo piedad y me dejó terminar con la sesión fotográfica en un día -agregó.

Lina suspiró, dejando caricias en los brazos de su cuñada. Hyunjin maldecía por lo bajo y la mayor no pudo hacer otra cosa más que escucharla con atención hasta que eventualmente se calmó.

-¿Has hablado con él?

-No... Yo realmente voy a matarlo si lo veo ahora -sorbió la nariz-. ¿Te llamó en mi ausencia?

-Lo hizo, sí -aceptó-. Me pidió cuidar a los niños.

-¿La conoces? ¿A la nueva zorra?

-No, cielo, lo siento.

Hyunjin negó comprensiva, aceptando la servilleta que la castaña le ofreció. Recibió las caricias torpes de su amiga y decidió ignorar el tema en ese momento porque descubrió la ausencia del anillo en el dedo ajeno.

-¡¿Lina, te divorciaste?!

Hyunjin gritó, tomando la mano de su amiga para observar más de cerca el dedo desnudo de la mayor. Miró con urgencia a la castaña y sintió el revoltijo en el estómago cuando le sonrió.

-Lo hice, Jinnie, ¡por fin me divorcié! -exclamó.

Hyunjin arrugó el gesto, espantada. La sonrisa brillante de Lina la desconcertó y fue mucho peor cuando rompió en una carcajada estruendosa.

-¡Yah! Es broma, no llores.

-¡Idiota! -se quejó-. No puedes jugar con eso Lina, ¿dónde carajos está tu anillo?

-Está reposando, lo llené de aceite por accidente.

La azabache asintió aliviada, dejó la mano de su amiga y se limpió las mejillas, tratando de relajar la garganta.

-¿Por qué está casa se siente tan deprimente? -indagó.

Lina se tensó. Bajó la mirada y su sonrisa brillante se tambaleó. Pensó que de haber sabido sobre esa situación, habría comprado una docena de botellas de soju para beber con su amiga hasta que cayeran desmayadas.

-¿Y bien?

-Seungmin casi no está en casa por atender la empresa y sólo tengo su atención cuando peleamos -confesó, mordiendo su labio-. Lo quiero, pero ahora realmente me estoy sintiendo más abandonada de Channie en la escuela.

-¡Yah!

La mayor se burló miserablemente, ganándose un golpe suave por parte de la más alta. Hyunjin puchereó sintiendo aún la sensibilidad de sus sentimientos y repentinamente las dos se pusieron a lagrimear.

-Los dos son unos idiotas, infelices, desgraciados -declaró la azabache.

-Un par de estúpidos, buenos para nada -agregó la castaña.

-Pero amas a Seungmin, ¿no es así?

-Lo hago..., así como tú también amas a Jisung.

-¡Aish! ¡Nos vamos a volver locas! -se quejó Hyunjin-. Reina, tú y yo definitivamente tenemos que hacer algo con nuestros matrimonios porque a este paso nos vamos a morir nosotras primero.

-Lo sé, Jinnie, lo sé.

LOVE ME, BITCH [skz family universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora