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La pierna de Lina estaba a nada de crear un agujero en el suelo gracias al insistente golpeteo de su talón. Estaba sintiéndose ansiosa y no podía dejar de mirar el teléfono frente a ella que de nuevo no paraba de sonar. Había tenido la idea de desbloquear el número de su marido para dejarle las cosas claras, pero se acobardó en cuanto sintió la punzada en su vientre bajo. Ahora estaba con la barbilla apoyada en sus puños, pensando en lo que debería hacer mientras la pantalla encendía esperando a que la llamada sea respondida.

—A la mierda —descolgó la llamada.

—Lina, carajo, Lina, ¿dónde estás?

—No te lo voy a decir, Seungmin-ah.

—Tenemos que hablar, Lina, por favor, yo he sido un imbécil, lo sé, pero no...

—Seungmin-ah, no lo compliques más, es mejor si no nos vemos por un tiempo, vive tu soledad feliz por ahora y luego ambos podemos decidir si nos divorciamos o no.

—No, Lina, tú tienes que estar aquí conmigo, a mi lado...

La castaña rodó los ojos. Escuchó el inicio de las mil y un razones por las que debía volver a casa y mientras su esposo peleaba por convencerla, Lina se vio engatusada por lo azul del jabón en la cocina. Tragó saliva, tomó su teléfono y se acercó al fregadero. Abandonó a su esposo que ahora estaba contándole sobre algo de la empresa, para dedicarse a oler los polvos. Sus dedos hormiguearon ansiosos y finalmente decidió tomar un poco entre sus dedos para luego llevarlo hasta su boca. La explosión de sabores amargos se desprendió por todo su cuerpo. Sus pupilas se dilataron como los de un gato alegre y volvió a saborear con gusto.

—Cariño —lo interrumpió.

—¿Si?

—¿Puedes decirme la marca del jabón que tenemos en la cocina, por favor?

Escuchó la mudez de su esposo y continuó saboreando los polvos con gran dedicación. Seungmin pareció atender el pedido de su mujer y ella sólo tuvo que esperar un momento hasta que recibió aquella respuesta que esperaba.

—¿A qué huele? —preguntó.

—A limón.

—¿También sabrá a limón? Pruébalo y dime, por favor.

—¿Me estás pidiendo que coma jabón? ¿Estás jugando conmigo? ¡Lina, carajo! ¡Estoy tratando de hacer las paces contigo!

La degustación de la castaña se detuvo de golpe. Sintió que la garganta se le cerró y sin siquiera preveerlo, comenzó a llorar.

—Eres un imbécil —moqueó—. Yo no estaba jugando contigo, maldito bastardo de mierda... Olvídalo Lee Seungmin, no pensaré nada, ¡quiero el maldito divorcio, jodido monstruo insensible!

Cortó la llamada y se tiró al suelo para seguir llorando. Se sentía como si un camión le hubiera atravesado encima, pero no se pudo acomodar ahí porque nuevamente le dio por irse a vomitar. Ya a ese punto ni tenía la intención de ignorarlo, era claro que estaba embarazada gracias a su estúpido marido.

Estaba molesta y dolida aunque en realidad siempre se habían hablado así entre ellos, lo contribuyó a su estado de salud reciente y fue por ello que cayó en cuenta con el hecho de que acababa de pedirle el divorcio a su esposo que tanto amaba. Pronto la alarma sonó y recordó el regreso de su hermana menor. Se levantó del suelo y se lavó la cara tan pronto como pudo. Tomó lo necesario y luego se fue al auto.

Los próximos cincuenta minutos de viaje se resumían en llanto y euforia. Lina quería llegar al aeropuerto pasando desapercibida, pero sus hormonas estaban tan alborotadas que no pudo dejar de llorar cuando vio a un pájaro volando frente a ella, y tampoco pudo controlar su emoción al ver el bebé de otra mujer.

Se colocó los lentes de sol y se secó las mejillas. Se encaminó al interior del sitio y caminó directamente al punto de reencuentro. Su corazón se volvió loco y nuevamente sintió el impulso de llorar como Magdalena cuando vio a su hermana acercándose.

—¡Hermanitaaaa~!

La azabache saludó jubilosa, llamando la atención de algunos. Abrió los brazos y atrapó a la castaña en un abrazo empalagoso que casi las deja en el suelo.

—Oh my god! You're crying!

—Te dije que no hables en inglés conmigo.

—Oh, sorry —carraspeó—. ¿Por qué estás llorando?

Innie secó las mejillas de la mayor y volvió a abrazarla. Lina sintió deshaciéndose en los brazos de su hermana, pero decidió frenarlo y palmeó la espalda ajena para que se detuviera y pudieran irse al auto. La mayor agradeció que su hermana la distrajera en el camino, contándole sobre los Estados Unidos y su vida ahí, pues fue sólo de esa manera que pudo pensar en otra cosa que no fuera su conclusión.

—¿Qué es este lugar? ¿Y tu mansión?

—Es una larga historia, Innie —suspiró—. Ahora mueve tu trasero y avanza —demandó.

Innie ni siquiera tuvo permiso de preguntar sobre su tono urgente de la otra porque Lina salió corriendo del auto, dejándola sola en medio del estacionamiento. La miró subir hasta el piso cinco e ingresar a una de las tantas puertas. Únicamente se dispuso a salir del auto cuando se vio capaz de no perderse al ser abandonada.

Llevó sus maletas por sí misma, maldiciendo que su cuñado no saliera para ayudarla. Siguió el trayecto que Lina siguió y finalmente dio con el departamento que, para su fortuna, estaba con la puerta emparejada.

—¡Lina, ¿Por qué carajos me aba...

Silenció sus palabras cuando escuchó las arcadas en el fondo del departamento. Cerró la puerta detrás suyo y se aventuró por el pasillo encontrándose con la espalda de su hermana que estaba hincada frente al inodoro. Le ayudó a sostener su cabello y le dejó unas cuantas palmadas en la espalda, tratando de familiarizarse con todos los sucesos que acababan de ocurrir.

—You okay?

—Of course —respondió de mala gana, imitando su acento.

Innie se rió de ello y tejó una trenza mientras su hermana seguía abrazada del inodoro. Hubo un silencio calmoso, pero la menor no pudo soportar tener las palabras razgando la punta de su lengua.

—¿Estás embarazada?

—No lo sé, pero creo que sí.

Innie terminó la trenza. Sonrió brillante y abrazó a su hermana, importándole poco que acababa de devolver el estómago.

—¡Felicidades! ¿Pero por qué no estás con Seungmin?

—Bueno... Es que nosotros nos vamos a divorciar.

LOVE ME, BITCH [skz family universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora