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—She's pregnant, no discapacitada.

Seungmin detuvo sus pasos cuando Innie habló. La miró comiendo tranquilamente de su cereal en la isla de la cocina y se acercó a ella luego de un suspiro. Dejó las sales de baño a un lado y recargó los codos de tal manera que acortó la distancia con la azabache.

—Tengo un viaje de negocios en una semana —confesó en un murmullo—. Tu hermana ya me ha pedido el divorcio diez veces y la última vez fue porque no quise acariciarle la barriga.

Innie se burló recordando el drama explotado aquella noche. La histeria de su hermana le resultaba una chulada y todo se volvía mejor cuando su cuñado acudía a ella para que le ayudara a tranquilizar a la bestia.

—Ooooh, ahora sí se celebra el divorcio, for sure —provocó, canturreando.

—Hice todo lo posible para evitar asistir, pero tal parece que tu primo quiere jodernos.

—Joha está resentido contigo porque nos salvaste de la bancarrota y no él —señaló—. Anyway, sé cuidadoso con lo que vayas a decir, recuerda que el embarazo es riesgoso.

Seungmin sintió el pellizco de un escalofrío en la espalda. Estaba temeroso porque Lina ya había parado cuatro veces en el hospital bajo amenazas de aborto en tres meses. Los sustos y el hecho de que su bebé se aferrara a querer nacer, lo tenían con un constante nudo en la boca de su estómago. No quería irse, se negaba rotundamente a hacerlo sin embargo, no podía darse el lujo de arruinar su fuente de ingresos cuando estaba por tener a su primer retoño.

Con ello en mente, volvió a tomar la bolsa de sales y se enderezó, dando por terminada la charla con su cuñada.

—Tres tristes tigres, tragaban trigo en un trigal, en tres tristes trastos, tragaban trigo tres tristes tigres —recitó con tanta concentración.

—¿Qué carajos haces?

—Calentando la lengua —respondió tranquilo—. Tengo que hacerlo para Lina.

—Agh, fuck! You're so fucking disgusting, get the fuck out of here!

Seungmin se burló de la azabache, le mostró la lengua y se marchó a su habitación fingiendo que todo estaba bien. Tomó una bocanada de aire y sonrió brillantemente cuando giró la manija de la puerta.

Lina estaba dormitando, paseaba sus yemas serenamente en su vientre abultado de siete meses. El aire entraba con suavidad por las ventanas y se maldijo a sí mismo porque su intervención en el cuarto terminó con el silencio general. Se acercó a su mujer con pasos tranquilos. Despejó un poco su fleco y besó su frente, haciéndola sonreír.

—Está contenta, te estaba esperando —balbuceó sonriente.

El castaño llevó su mano a la barriga y respingó cuando sintió el golpecito en su palma, aún le daban ansias y se tenía que morder la lengua para no terminar diciendo tonterías.

—Vamos a la ducha —alentó, besando sus labios.

Lina se quejó, pero aún así se levantó de la cama con ayuda de su esposo. Ambos se dirigieron al baño y mientras Seungmin preparaba la tina, Lina se encargó de mirar el cuarto como si fuera la primera vez que estaba ahí.

—Bien, vamos a quitar esto —habló el más alto.

Seungmin se deshizo de la ropa de su mujer, dejando besos y caricias entre momentos. Disfrutaba escuchar los ronroneos de su esposa que le avisaban sobre su buen trabajo y sobretodo, le encantaba recibir besos de Lina como agradecimiento.

—Tengo mucho sueño —se quejó bostezando.

—Podrás relajarte luego del baño, amor.

Lina gruñó. Seungmin la ayudó a ingresar a la tina y comenzó a mojar su nuca y cuello.

Había estado cuidando de ella tan diligentemente desde la primera amenaza, que ahora se sentía como algo verdaderamente normal. La prohibición del sexo había sido un martirio para la castaña sin embargo, Seungmin se las arregló para rellenar ese aspecto con cuidados y tratos cariñosos que la hicieron sentirse como una niña consentida que no necesitaba de más.

—¿Qué es? —inquirió la castaña, mirando a su esposo que despachaba jabón en la esponja.

—¿Qué es qué?

—Eso que quieres decirme, desde hace dias estás mordiéndote la mejilla —señaló.

Seungmin suspiró. Pasó con sutileza la esponja sobre la espalda y clavículas de su esposa, dejando un besito en su sien.

—No quiero arruinar tu paz, amor.

—De cualquier manera lo vas a arruinar tarde o temprano, escúpelo ya.

—De acuerdo —exhaló, sentándose en el banquito a su lado—. Tu primo me dijo que debía ir con él a un viaje de negocios en dos semanas.

Tomó el brazo de la castaña y enjabonó con el mismo cuidado, esperando paciente por la respuesta. Estaba siendo quisquilloso incluso con su respiración para evitar molestarla.

—¿Cuánto tiempo? —indagó.

—Son convenciones, así que estaré fuera por tres semanas.

—Woonie dijo que tiene vacaciones en dos semanas —reflexionó—. Está bien cariño, él me cuidará mientras tanto.

Seungmin sonrió sintiendo que el párpado le temblaba. Ese mentado Woo había sido la razón de su reciente gastritis. Lo conocía porque siempre lo veía acompañando a su mujer en la institución, además de que la gente solía confundirlos cuando se hacía la mención del prometido de Lina.

Chasqueó la lengua y acomodó el anillo que adornaba el dedo más pequeño. Era consciente de la burla en la boca de su esposa, pero era demasiado débil cuando se trataba de ella.

—Al menos mi bebé es la única que no se emociona con cualquier mono —murmuró con la mano en el vientre.

—Nuestra bebé tendrá un pésimo gusto en hombres... Lo veo desde ahora.

Seungmin finalmente alzó la mirada, encontrándose con la sonrisa de la castaña. Le regresó el gesto y la besó apacible. Lina sujetó su nuca con sus dedos enredados en la melena ajena y el otro acariciando su mejilla. Ambos encerrados en una burbuja que anteriormente era difícil de conseguir.

—Iré porque tu padre me lo pidió, pero me regresaré a la primera que me lo pidas —prometió, besándole la frente—. Tienes que cuidarte mucho mientras no estoy.

Lina le acarició de igual manera la mejilla, asintiendo a cada una de sus palabras. En otro momento lo habría mandado a la mierda, pero en ese momento sólo quería disfrutar de la compañía de su esposo y aquello lo atribuyó totalmente a la bebé.

—Me encantará ver la cara de todos esos idiotas cuando vean que puedo vivir sin ti.

—Eso es un poco ofensivo, pero sí, estoy de acuerdo —sonrió—. Te amo.

—Yo también te amo, empalagoso de mierda —le pellizcó las mejillas—. Ahora, por favor, sé amable y consigue una bolsa de Cheetos naranjas con mermelada de mango por favor.

Seungmin suspiró y asintió, besando su frente antes de levantarse para ir a la cocina. Haría caras y sentiría repulsión de los antojos de su esposa, pero agradecía que al menos su gusto por el jabón terminara. Así que mientras siga anhelando cosas ingeribles, todo estaba meramente bien.

—Everything okay?

—Lo tomó mejor de lo que esperaba —asintió, dirigiéndose a la alacena—. Te agradezco mucho que estés aquí.

Innie se acercó a él, comenzando a vaciar la bolsa de Cheetos mientras el otro recogía la mermelada.

—Mientras pueda seguir disfrutando de los lujos... —suspiró—... Puedes saber con certeza que ya tienes una niñera para después.

Seungmin sonrió, golpeando el hombro de la menor. Le resultaba un alivio que se llevara bien con ella, así que estaba seguro de que podía pasar el resto de esas dos semanas sin preocupaciones ahogándole la cabeza.

—Gracias, Innie.

LOVE ME, BITCH [skz family universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora