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Lina sonrió brillante cuando vio el fornido cuerpo de Eunwoo acercándose a ella apenas bajó del taxi. Le saludó con ánimos y fue correspondida con un nuevo abrazo elevado que la hizo reír. Podía sentirse culpable, pero los brazos de su compañero eran algo que no podría rechazar. 

—Te veo muy emocionado —expresó la menor cuando sus pies tocaron el suelo.

—Por supuesto que estoy emocionado, tú y yo estaremos paseando por un buen rato —respondió contento, colgando su brazo alrededor de los hombros ajenos.

Lina no se incomodó, no lo hizo porque Eunwoo siempre lo hacía cuando compartían clase y se encontraban en los pasillos. A pesar de la apariencia ñenga, Eunwoo disfrutaba de su poder dentro de la institución para lograr intimidar a los bravucones. La castaña podía recordar claramente aquella vez en la que un sujeto se burló de ella llamándola marimacho. Eunwoo se molestó por ello y aquel cobarde terminó suspendido con la mitad de sus materias reprobadas cuando el ciclo escolar apenas llevaba un mes cumplido de seis que lo conformaban.

Eunwoo siempre la protegió y Lina siempre se sentiría endeudada con él. Así que aceptó el inicio del camino con el brazo sobre sus hombros y con ella tomando la mano colgante para comenzar a jugar con los dedos más grandes mientras andaban por ahí.

—Esta es la primera opción y la más potencial —señaló.

Los ojos de Lee brillaron cuando se vieron dentro del salón donde presuntamente sería la celebración de la fiesta. El salón principal era enorme, muy similar al de un palacio. Los muros eran blancos con detalles dorados en una franja a la mitad. El azulejo satinado del piso era reluciente a pesar de no brillar tanto, pero era ese detalle el que permitía que los pilares tomaran el protagonismo. Automáticamente en la cabeza de Lina aparecieron mesas, gente, entretenimiento y adornos. Era un lugar precioso que se prestaba bien para jugar como diseñadora de interiores.

—Por aquí está la cocina —guió.

Avanzaron por el sitio con el eco de sus pasos siguiéndoles la espalda. Eunwoo se alejó un instante y permitió a la menor asomarse. La cocina era igual de enorme que el salón. Había todo lo necesario para una cocina ordinaria, bajo el acomodo de una perteneciente al de un restaurante. Vio los hornos, las estufas, los refrigeradores y demás estaciones necesarias para la preparación de un buen banquete digno de una celebración.

Se alejó del chico sin mucho interés en él. Se vio embriagada en el sitio y comenzó a moverse por todo el lugar, fingiendo que preparaba algo y que ordenaba a alguien más con el único propósito de evaluar una posible agilidad. A Lina le encantaba moverse con libertad en su cocina, Seungmin tenía que desaparecer de su vista cuando ella preparaba la comida y por nada del mundo gustaba de ser abrazada por la espalda como en esas cursis películas románticas.

—Es muy linda —declaró, mirando a su compañero—. ¿Cuántas personas serán invitadas?

—Al menos unas trescientas.

Lina alzó las cejas, la costumbre de preparar comida para ocho la conmocionó y emocionó en partes iguales cuando se dio cuenta de la diferencia casi descomunal. Le sonrió a Eunwoo y pareció comenzar a hacer memoria de aquellos días donde era parte de ese negocio de comida en compañía de la señora Lim. Ambas solían preparar enormes cantidades de comida a la semana, así que tampoco era algo nuevo.

—¿Qué piensas, Lin?

—Sólo hago cuentas —aseguró—. ¿Tendrás un equipo de ayuda?

—Por supuesto, conozco varios ayudantes, pero necesitan un líder.

Lina asintió, volviéndose pensativa. Probablemente era un juego de su propia mentalidad cobarde porque empezó a sentirse nerviosa y hasta asustadiza. Se puso a recordar los eventos de su propia familia y el cómo sus primos comenzaban a cuestionarle absolutamente todo. Para el día del anuncio de su compromiso alguien saboteó su comida, volviéndose así la receptora quizá de las peores palabras que su propia familia le pudo decir. Se sintió culpable y creyó que la culpa era suya por un largo rato hasta que la exesposa de su primo le confesó haber sido alentada para echarle jabón de manos a su sopa. Lina no perdió por completo la confianza en ella misma por esa confesión sin embargo, aún podía sentir que alguien estaba listo para ponerle el pie.

LOVE ME, BITCH [skz family universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora