Capítulo 27

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— No entiendo por qué tanta preocupación por Elizabeth — dijo Gelda — por algo la habrán secuestrado.

— ¿Qué mierda te ocurre mujer?

— Tu que, pelo de remolacha — contestó la rubia, Gelda.

— ¡¿Quién crees que eres?! —

Liz se acercó a ella y la tomó de los cabellos y la tumbó al piso. La jaloneaba y le daba bofetadas, tantas que Gelda terminó con el labio partido. Los hombres al oír los gritos llegaron y vieron en esa escena.

— ¡Liz! — gritó Estarossa, apartándola y sosteniéndola de los brazos — ¡Déjala ya!

Zeldris ayudó a Gelda a levantarse y cuando iba a golpearla su pareja la detuvo.

— ¡Está perra va a recibir su merecido! — gritó Liz queriendo soltarse.

— ¡Ya basta! — gritó Meliodas callando a todos — ¡¿No se dan cuenta que esto nos separa mas!? ¡Cierren la boca!

Todos quedaron estupefactos al oír eso de Meliodas, pues él no era alguien que demostraba los sentimientos; pero en ese momento rompió en llanto y todos fueron a abrazarlo y consolarlo.

— Lo lamento mucho Meliodas, me deje llevar por lo que dijo Gelda — se disculpó Liz y Gelda solo rodó los ojos.

(Recuerdo)

— ¿Por qué yo? — preguntó la albina mirando el atardecer en la playa — soy una simple chica, nada importante.

— ¿Nada importante? — preguntó con ironía — Eres la mujer más hermosa y maravillosa que conocí en mi vida.

Elizabeth sonrió y tomó la mano del rubio, se recostó en su hombro y cuando sus ojos se encontraron, sonrieron y sus labios se unieron. Un beso tan tierno y dulce, como nunca se habían besado, siempre era apasionado y desenfrenado pero este estaba lleno de amor. Cuando se separaron, continuaron mirando el atardecer en silencio.

— ¿Por qué tengo la sensación de que vas a poner patas arriba a mi vida? — preguntó ella haciendo reír al novio.

Caminaron hacia la casa que estaba a unos metros de la playa y entraron a la habitación, ambos encendidos por el calor de sus cuerpos que pedían a gritos del otro. Se quitaron la ropa mutuamente y cuando ella quedó arriba de él, habló.

— Tómame Meliodas — dijo Elizabeth — Quiero ser tuya y sólo tuya.

Su miembro entró en ella de una sola estocada, sacándole a su mujer un gemido alto. Su cadera comenzó a moverse más y más rápido hasta el punto de ambos llegar al clímax juntos.

— Te amo — dijo él, cayendo al lado de Elizabeth.

— Yo más...

(Fin del recuerdo)

Meliodas estaba en su habitación y comenzó a ver la ropa de su mujer y oliendo ese perfume típico de ella (fresas y vainilla). Soltó una lágrima y tomó un marco de fotos donde estaban ambos en la playa sonrientes. Esas fueron las mejores vacaciones y eso sirvió para conocerse más de lo que se conocían.

Meliodas juró que iba a matar a todos los que estuvieran en relación con el secuestro de Elizabeth. Quería que mueran, pero de una forma no tan piadosa, quería hacerlos sufrir del dolor, cortarles las manos para que no tocaran lo que es de uno nunca más.

— Te lo prometo, Elizabeth — dijo mirando su foto — Te encontraré y matare a todos esos hijos de puta, te lo prometo...
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¡Brujitas y brujitos!

¿Cómo están? Espero que muy bien, yo aquí escribiendo para todos ustedes.

¿Les gustó el capítulo? ¿Tienen teorías? ¿Preguntas? ¿Sobre quien está detrás del secuestro a parte de Mael?

Los leo🫶🏼

Cariños❤️
Moon_

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