Capítulo 13

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A partir de ahí, fue todo un desmadre. No pude aguantar más, llevaba demasiado tiempo queriendo besarla, y me dejé llevar. Aunque en mi cabeza no paraba de sonar: Es tu profesora, os podéis meter en un lío.

Puse mis manos en su nuca y, esta vez, fui yo quien unió nuestros labios. Los suyos eran tan, pero tan besables, suaves y gruesos. Y sabía tan bien.
Que yo tomase la iniciativa esta vez fue la única señal que le faltaba para que ella descontrolara la situación.

Sus manos fueron de mi cara a la parte baja de mi espalda y me presionó contra ella, luego introdujo su lengua en mi boca e inició una guerra con la mía. Me llegaron calambres a cada centímetro de mi cuerpo y sobre todo en mi intimidad, esto hizo que no pudiese evitar soltar un pequeño gemido.
Bajó las manos a mis muslos y me levantó para sentarme en el lavabo, abrí mis piernas rodeando su cintura y empujándola más hacia mí. El beso cambió a uno más desesperado y sus manos empezaron a recorrer todo mi cuerpo, las mías, en cambio, seguían en su nuca.

Se separó de mi boca y aprovechamos para coger el aire que nos estaba faltando.

- Tenemos que parar aquí - me susurra a centímetros de mi cara con la respiración muy acelerada.

Tenía razón, besarse ya era un riesgo muy grande, imagina si pasábamos a mayores. Además, apenas nos conocíamos personalmente. Mi cabeza también decía que debíamos parar pero mi entrepierna era lo que menos quería.

- No deberíamos de haber empezado - le respondo en el mismo tono que ella y casi hiperventilando.

- Lo sé - me dice y luego se relame los labios - Pero me gustas tanto tt.

- Y tú a mi Cher, pero creo que deberíamos de hablar esta situación antes de hacer nada.

Ella se separa de mí y asiente, luego la sigo hacia la cocina y me señala una de las sillas de la isla.

- Es tarde, quédate a cenar y lo hablamos - me propone mientras se dirige a la nevera.

- De acuerdo.

- Tengo espaguetis, ¿te gustan?

- Sí, lo que sea, no te preocupes.

Agarra los espaguetis de la nevera y los calienta en el microondas, luego los sirve en dos platos y los coloca en la isla.

- ¿Quieres beber algo? - me pregunta.

- Agua, porfa.

Me sirve un vaso de agua pero ella se sirve una copa de vino, luego se sienta en frente de mí mientras nos reparte los tenedores y las servilletas.
Ella menea un poco el líquido rojo de dentro de su copa y comienza a beber, yo bajo la mirada y contemplo los espaguetis como si fuese lo más entretenido del mundo.
Escucho cómo deja la copa en el mármol esperando, supongo, a que empiece yo el tema de conversación.

- ¿Desde cuándo te gusto si estabas con Jughead? - me pregunta cortando el incómodo silencio.

Levanto la mirada y veo que me mira confusa.

- Me siento atraída por ti desde el primer día de clases pero en una de las tutorías supe que no era solo atracción - le respondo y sonríe un poco - Desde entonces supe que por Jug ya no sentía nada y estuve mucho tiempo buscando la manera de dejarle.

Asiente con una sonrisa reluciente, una que enamora.

- ¿Y tú?¿Desde cuándo te gusto? - le pregunto tímidamente.

- Cuando el primer día pasé lista y llegué a ti ya me gustastes.

Wow, ella lo supo desde el primer momento.

- Y... ¿Ahora qué? - le pregunto preocupada - Yo quiero estar contigo pero las consecuencias pueden ser fuertes.

Vuelve a beber de la copa y luego se queda pensativa.

- Tienes razón - dice soltando la copa - ¿Sabes guardar secretos?

- Sí - le respondo.

- Pues este será el nuestro - me dice bajito.

- ¿Vamos a ser un secreto? - le pregunto y ella se encoge de hombros.

- No tenemos otra opción cariño - me responde, con ese apodo yo ya estaba convencida de todo lo que me quisiese decir - Al menos hasta que te gradues y dejes de ser alumna del instituto.

- De acuerdo, seremos un secreto - le aseguro.

Enciendo la pantalla del móvil y miro la hora, teniendo en cuenta de que mi casa estaba lejos de la suya, ya se me estaba haciendo tarde.

- Debería irme ya, mi casa está lejos - le digo sonriendo.

Pero ella niega con la cabeza mientras termina de masticar los espaguetis.

- Quédate aquí, no voy a dejar que te vayas sola a esta hora - me responde, ella nota mi nerviosismo ante sus palabras y ríe - Tú dormirás en mi cama y yo en el sofá, no vamos a hacer nada, no te preocupes.

Asiento con vergüenza y me levanto para dejar el plato y el vaso en el fregadero. Después de eso, me trajo un pijama suyo, me duché y me llevó a su habitación que estaba en la segunda planta.
Nada más subir las escaleras te encontrabas una cama de matrimonio, al lado un escritorio lleno de papeles que seguramente serían exámenes, al lado de este un armario empotrado y en la pared de enfrente había dos estanterías blancas y grandes repletas de libros.

- Yo voy a estar abajo, cualquier cosa avísame.

Me sonrió y bajó dejándome sola en su cuarto. Destapé la cama y me acosté.

Después de dar muchas vueltas en la cama, me siento en ella. Estaba todo súper oscuro aunque llegaban destellos de luz del salón. Me levanto de la cama y voy a las escaleras, miro hacia abajo y la veo tumbada viendo la tele. Bajo las escaleras y me acerco a ella. Me mira y frunce el ceño, luego se reincorpora y se sienta en el sofá.

- ¿Estás bien? - me pregunta.

Me agarra la mano y me acerca a ella.

- Sí, es solo que me está costando dormir.

Cheryl coloca sus manos en las partes traseras de mis piernas y me empuja hacia ella. Cuando mis piernas dan con el sofá y ya no me puede acercar más, me vuelve a empujar para que caiga quedando sentada sobre ella.
Coloca una mano en mi cintura y otra en mi nuca para acercar mi cara a la suya. Conecta nuestros labios y segundos después nuestras lenguas se tocan. Me sale un pequeño gemido y ella baja sus manos a mis glúteos. Coloco mis manos en su nuca y me recoloco en su regazo mientras profundizo el beso. Al rozar nuestras intimidades, es ella la que suelta un gemido. Separa nuestros labios y dirige su boca a mi cuello para dejar varios besos húmedos, y sus manos, que seguían en mi culo, empiezan a mover mi cintura sobre ella lentamente.
Jadeando la ayudo con el movimiento y coloco una mano en su pelo para profundizar los besos en el cuello, luego cierro los ojos e inclino la cabeza hacia atrás.

Noto que alguien me sacude el brazo y abro los ojos asustada. Desorientada miro para todos lados y me reincorporo en la cama. Ya era de día y estaba en su cama, ¿cómo?

- ¿Estás bien tt? - me pregunta.

La miro, está sentada en el filo de la cama preocupada.

- Sí - le digo confusa.

- Creo que has tenido una pesadilla. He venido a avisarte para desayunar y estabas dando vueltas para un lado y para otro diciendo cosas raras.

- ¿Qué cosas? - le pregunto dándome cuenta de lo que había soñado.

- No sé, no te entendía. Bueno, eso, que el desayuno está listo, en mi armario tienes ropa, coge lo quieras.

Ella bajó al piso de abajo y yo me cambié de ropa e hice la cama, luego bajé, desayuné, le ayudé a recoger la cocina y me fui.

Es un secreto (Choni)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora