La invitación

39 2 2
                                        



Después de que Alex se fue, me quedé mirando la puerta por un largo rato, sintiendo una mezcla de emociones que no podía desenmarañar. Alex había sido tan protector, tan decidido a cuidar de mí, y eso me hacía sentir especial y asustada a la vez. Pero ¿por qué? ¿Por qué este hombre, a quien apenas conocía, estaba tan dispuesto a hacer tanto por mí? El había respondido mi pregunta pero aún sentía que eso no era todo que había más de lo que él me decía

Pasaron unos días desde su visita, y cada vez que lo recordaba, un calor extraño se extendía por mi pecho. Abby había vuelto a su rutina normal, aunque todavía me visitaba a diario para asegurarse de que estaba bien. Había prometido regresar pronto para quedarse conmigo, pero yo sabía que no podía depender de ella todo el tiempo.

Una tarde, mientras estaba en mi pequeña oficina revisando algunos casos, recibí un mensaje de texto inesperado en mi teléfono. Era de Alex.

_"Ángel, espero que estés bien. Quería invitarte a cenar esta noche. Me gustaría hablar contigo sobre algo importante. Déjame saber si puedes. Alex."_

Mi corazón dio un vuelco. ¿Una cena? ¿Con Alex? ¿Por qué sentía que mi vida se estaba complicando más de lo que ya estaba ? Decidí aceptar la invitación, ya que también quería entender más sobre por qué él y Bruno estaban tan interesados en mí.

Esa noche, me puse un vestido sencillo pero elegante y me aseguré de que mi maquillaje fuera suave. Quería verme bien, pero no quería parecer que me había esforzado demasiado. Alex llegó puntual y me llevó a un restaurante elegante en el centro de la ciudad. Su presencia era abrumadora; la manera en que me miraba hacía que me sintiera como la única persona en el mundo o era lo que yo sentía

Durante la cena, hablamos de muchas cosas triviales, pero eventualmente, la conversación se dirigió hacia el tema que ambos sabíamos que era inevitable.

—Mila, hay algo que necesitas saber —dijo Alex, su voz baja y seria—. Bruno y yo te necesitamos para algo más allá de lo que hemos mencionado antes.

Lo miré, esperando a que continuara, pero mi corazón latía tan rápido que apenas podía escuchar mis propios pensamientos.

—Queremos demostrar la inocencia de Bruno, pero necesitamos tu ayuda para hacerlo. No solo porque eres una psicóloga increíble, sino porque creemos que puedes llegar a donde nosotros no podemos —continuó, sus ojos fijos en los míos.

Me quedé en silencio, procesando sus palabras. Sabía que esto era más grande de lo que parecía, y que había mucho más en juego de lo que inicialmente había pensado. Pero también sabía que no podía seguir evadiendo la verdad.

—¿Y cómo exactamente planean usarme para eso? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

Alex suspiró y tomó mi mano, apretándola suavemente.

—No queremos usarte, Mila. Queremos que seas parte de esto, que entiendas por qué hacemos lo que hacemos. Y sí, puede que te hayamos manipulado un poco al principio, pero ahora es diferente. Necesitamos que confíes en nosotros.

Sentí que todo a mi alrededor se detenía. Estaban siendo honestos, pero ¿podía realmente confiar en ellos después de todo?

Antes de que pudiera responder, la puerta del restaurante se abrió y una mujer impresionante entró, sus ojos fijos en nosotros. Se acercó con confianza y se detuvo junto a nuestra mesa.

—Hola, Alex. —dijo, su voz suave pero firme. Luego se volvió hacia mí—. Tú debes ser Mila. He oído mucho sobre ti.

La miré, sintiendo una mezcla de celos e inseguridad. ¿Quién era ella y qué papel jugaba en todo esto?

Alex se levantó y le dio un beso en la mejilla, luego me miró.

—Mila, ella es Vanessa. Trabaja con nosotros y es... muy cercana a Bruno y a mí. Quería que te conociera.

Vanessa sonrió, pero había algo en sus ojos que me hizo sentir incómoda. Sabía que esto era solo el comienzo de algo mucho más complicado de lo que podía imaginar.

---

MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora